No he podido resistirme a sus encantos. ¡Sí, amor a primera vista! Y que conste que esto es un blog de cocina pero como veis también es el lugar para contaros alguna confidencia como ésta: desde que vi el helado de hierbabuena que preparó Verónica de Cocinando para mis cachorritos no he podido quitármelo de la cabeza.
Además me pareció una idea estupenda para aprovechar esa hierbabuena que campa, casi en estado salvaje, en el jardín de mi madre.
Lo mío con la hierbabuena es de traca. ¿Os podéis creer que lo que más me gusta es masticar sus hojas? Sí, para mí lo mejor de terminarme un mojito es poder masticar los restos de hojas de hierbabuena que quedan en el fondo... Así de rara soy, o ¿no soy la única?
Me siento más tranquila después de haber comprobado que la hierbabuena está lejos de hacernos daño y que incluso es beneficioso masticar sus hojas, tomarla en infusión e incluirla en nuestras recetas.
Además de aliviar molestias estomacales y dolores de cabeza, también es antibacteriana y puede ayudarnos a combatir problemas bucales como el mal aliento.
Otra de las confidencias de las que quería haceros partícipes es que he descubierto MI CASA. ¿Habéis estado en alguna de sus tiendas físicas o conocéis su tienda online? Tienen todo tipo de cosas para el hogar y todas ellas con un diseño muy cuidado y actual. ¡Y qué precios! Echadle un ojo y lo comprobaréis por vosotros mismos.
Para que vayáis abriendo boca, os dejo una muestra de algunas de las cosas que podréis encontrar allí.
Como veis el bol donde he presentado el helado de hierbabuena es de MI CASA. Es una monada. ¿Os habéis fijado en el detalle de los lunares por dentro y por fuera? ¡Precioso! Y además lo hay en varios colores.
¿Queréis ver la receta del helado de hierbabuena? Oigo voces de fondo que gritan ¡síiii!
-500 ml. de nata (crema de leche) para montar.
- 400 ml. de leche.
- 3 cucharadas soperas de azúcar invertido.
- 75 gr. de azúcar
- Hierbabuena fresca (un manojo de hojas)
Azúcar verde (como el de la foto)
- Azúcar blanco
- Colorante en gel verde
Antes de comenzar la receta tened en cuenta que la nata (crema de leche) tiene que estar bien fría para que monte bien, así que tenedla en la nevera con bastante antelación, incluso es recomendable que pongáis a enfriar el recipiente donde vayáis a montarla.
Empezaremos infusionando la hierbabuena en la leche. Para ello, pondremos en un cazo la leche y las hojas de hierbabuena previamente lavadas. Aseguraros de que la leche no se agarre al fondo, para ello pondremos a fuego medio y lo bajaremos cuando ésta comience a hervir. Después de un par de minutos hirviendo despacio, retiraremos del fuego. Esperaremos a que la leche se enfríe completamente y después la pasaremos por un colador para retirar las hojas.
Pondremos la leche en la nevera mientras continuamos con el resto de los pasos.
Lo siguiente es montar la nata (crema de leche). Lo haremos con una batidora eléctrica de varillas, y como os he dicho al principio, la nata (crema de leche) debe estar bien fría. Cuando la nata (crema de leche) esté casi montada le añadiremos el azúcar blanco y el azúcar invertido y terminaremos de montarla.
Le añadiremos la leche poco a poco y seguiremos batiendo para que no pierda firmeza.
Y ya sólo nos queda ponerlo en la cubeta de la heladera y dejar que la máquina haga su trabajo. Pasados unos 30 o 40 minutos tendremos el helado listo para degustarlo.
También podemos hacerlo a mano aunque es más trabajoso. Para ello lo meteremos en el congelador y cada 40 minutos aproximadamente tendremos que removerlo para romper los cristales de hielo, hasta que consigamos una consistencia cremosa.
Para preparar el azúcar verde que le he puesto por encima sólo tendremos que mezclar un poco de azúcar blanco (dependiendo de la cantidad que necesitemos) con una gota de colorante verde alimenticio. Lo agitaremos y veremos como enseguida el azúcar blanco se torna verde.
¡Ya tenemos otro helado más para nuestra colección! ¡Bienvenido verano!
Gracias por suscribirte, Un beso. Chus