De ahí el porqué de esta receta. Ya sabéis que mis chicos son muy cocinillas y los ingredientes de esta receta son sugerencia suya. Es muy sencilla de hacer y quedas de lujo para un aperitivo, porque está riquísima. La próxima vez que la haga, la voy a hacer en pastelitos individuales, ya os contaré.
Yo sólo tenía una lámina de hojaldre. Lo comento porque si lo tenéis con dos láminas de hojaldre (una de base y otra para taparla), tendréis que poner el doble de ingredientes de relleno.
Ingredientes:
una lámina
un puerro
una cebolla mediana
tres cucharadas de azúcar blanca
50 gr. de cheddar a trozos
aceite
huevo batido (para pintar el hojaldre)
Preparación:
1.- Precalentamos el horno a 180º
2.- Lavamos el puerro y lo troceamos. Reservamos.
3.- Pelamos la cebolla y la cortamos en brunoise. Reservamos.
4.- Partimos el cheddar a trozos y también reservamos.
5.-. En una sarten antiadherente, echamos un chorrito de aceite y lo calentamos a fuego medio.
6.- Cuando esté caliente, incorporamos el puerro y la cebolla y lo pochamos de 5 a 10 minutos, a fuego medio.
7.- Pasado este tiempo, añadimos el azúcar y movemos para que se caramelice bien la cebolla y el puerro. Después añadimos los trozos de cheddar y cuando veamos que se empiezan a derretir, apartamos la sartén del fuego, para que se enfríen un poco.
8.- Mientras extendemos la lámina de hojaldre sobre una bandeja de horno y la cortamos por la mitad, para que una parte sea la base y la otra nos sirva para tapar los ingredientes.
9.- Rellenamos la base de hojaldre con los ingredientes de la sartén y tapamos con la otra mitad.
10.- Pintamos con huevo batido y horneamos de 10 a 15 minutos. Ya sabéis que el tiempo depende de cada horno, y el que este horneado dependerá de lo dorado que se ponga el hojaldre.
Espero que os guste tanto como a nosotros.