Existen dos teorías acerca del surgimiento de este fruto. La suposición con mayor consenso es la que sugiere que las judías verdes fueron cultivadas y consumidas por primera vez en América, aunque otras hipótesis señalan la posibilidad de que fueran introducidas a través del Estrecho de Bering.
Muestras halladas en el Nuevo Continente en varios yacimientos arqueológicos revelan que su cultivo comenzó en torno al año 5000 a.C.
Como es de suponer, a Europa no llegaron hasta que los españoles pudieron introducirlas, siendo además uno de los primeros alimentos en cruzar el Atlántico. A pesar de esto, lo cierto es que su consumo no comenzó a extenderse hasta mediados del siglo XIX, considerándose actualmente una de las verduras con mejor aceptación en Europa.
En España, un país que presume de uno de los mejores climas del mundo, tanto para el desarrollo de la vida cotidiana como para el cultivo, se dan diferentes variedades.
La Región de Murcia se lleva sin lugar a dudas la palma, poniéndose a la cabeza de la producción nacional. Allí se la conoce popularmente como bajoca, encontrándose presente en multitud de platos y destacando entre todos las judías verdes de la abuela que hoy vamos a hacer y que parten de un sofrito con tomate.
A nivel nutricional, las propiedades nutricionales de la judía verde son sencillamente extraordinarias, revelando un alto contenido en vitamina B y un bajo aporte calórico, por lo que no es raro encontrarla en las dietas hipocalóricas.
Cómo hacer judías verdes con tomate de la abuela
Las tradicionales judías verdes de la abuela suelen prepararse con jamón en dados, ajo, tomate y como colofón un huevo escalfado.
Aunque personalmente es un plato que me encanta, es habitual encontrarse con que muchas de las abuelas han sobrecocido las judías, haciendo que este plato no consiguiera entusiasmar, a veces, a algunas personas.
Es por esto, que hoy os propongo una receta que bucea en los orígenes de este humilde plato, pero que a la vez pone de relieve la importancia de cocer las judías el tiempo justo, dejándolas al dente.
Ingredientes:
Judías verdes 250 g.
Aceite de oliva virgen extra 3 cucharadas
Tomate pera 3 unidades
Ajos 2 unidades
Sal marina
Pimienta negra recién molida
Jamón serrano en dados 200 g.
Huevos de corral L 4 unidades
Vinagre de vino blanco 1/2 cucharadita
Elaboración:
La receta no podía ser más sencilla, utilizando ingredientes básicos y económicos para un plato redondo y completo, ya que tiene un balance de carbohidratos y proteínas apropiado. Comenzaremos limpiando las judías, es decir, cortando las puntas y eliminando la hebra en el caso de que sean planas. Esta tira fibrosa se encuentra en los laterales de la vaina, y puede retirarse con facilidad empleando un simple pelador. Personalmente, me decanto más por las judías redondas.
Un truco que mejora sustancialmente la terneza de las judías tiene que ver con la manera en la que las cortamos. Tomaremos aproximadamente un largo de 4 centímetros y no cortaremos perpendicularmente, sino en diagonal. A continuación colocaremos 2 litros de agua mineral en una cazuela con abundante sal marina, colocándola en el fuego hasta que comience a borbotear. Añadiremos las judías y contaremos entre 3 y 6 minutos, dependiendo de la variedad.
Insisto en que, idealmente, las judías deben conservar no solo su textura, sino también su precioso color verde. El tiempo es una mera estimación, que dependerá sobre todo de la variedad de judía, el momento de la cosecha, así como del tiempo que han sido conservadas antes de su puesta en venta. Transcurrido el tiempo, apagaremos el fuego y sacaremos las judías verdes a un bol repleto de agua con hielo, cortando de este modo la cocción.
En un sauté, o en una sartén grande si no disponemos de este estupendo utensilio, a fuego medio saltearemos el ajo en láminas, dorándolo por ambas caras. Agregaremos las judías bien escurridas y salpimentaremos, salteando el conjunto durante un minuto más, tras lo cual, incorporaremos el jamón en tacos, cocinando el conjunto unos segundos antes de añadir el tomate pelado, despepitados y cortado en concassé. Subiremos el fuego al máximo, lo que conseguirá que el tomate se fría, lo que nos llevará unos 3 minutos.
Entre tanto colocaremos un cazo con agua a fuego lento, vertiendo el vinagre y una pizca de sal. Cascaremos los huevos en un plato y los introduciremos en el agua con suma delicadeza uno a uno, contando 4 minutos. Con la ayuda de una espumadera los retiraremos a un plato con papel absorbente, escurriendo así toda el agua.
Como sugerencia de presentación os propongo apartar en un plato un poco de las judías y terminar con el huevo escalfado en el centro.
¡Qué aproveche!
Puedes ver la receta así como otras muchas recetas tradicionales caseras en la web de La Receta de la Abuela.