Advertencia: Esta receta no es especialmente ligera; más bien lo contrario. Peeero es una tarta de queso distinta a las variantes populares en América y Europa; crujiente por fuera, esponjosa por dentro... Rica y especial. Esta receta es una parada más de los viajes a los que nos vamos con Cocinas del mundo. Esta vez nos vamos hasta Luxemburgo y de ahí traigo esta maravillosa tarta de queso. ¡Madre mía, ya vamos por la "x", se nos está acabando el abecedario!
Casi nos quedamos sin probarla porque le tengo respeto a eso de preparar dulces (además yo soy más de salado) y porque la mano izquierda me funciona solo a medias y no sabía si podría hacerlo. Pero me lo tomé como una forma de rehabilitación casera y me alegro de haberme atrevido, porque desde luego valió la pena y me hizo sentir muy satisfecha. Eso sí, menos mal que hice dos pequeñas en lugar de una grande, porque la de reserva acabó boca abajo en el suelo.
La receta la saqué de aquí, aunque por supuesto hice algún cambio; por ejemplo, el queso quark que encontré era una especie de postre de sabor a fresa, así que mi tarta de queso tenía un ligero gusto a fresa.
Para la base:
250 g de harina
125 g de mantequilla sin sal fría
80 g de azúcar
1 huevo M
2 cucharadas de queso fresco quark (en su defecto requesón, yogur griego o queso fresco batido cremoso), en mi caso con sabor a fresa
Una pizca de sal
Para el relleno:
500 g de queso fresco quark (en su defecto requesón, yogur griego o queso fresco batido cremoso), en mi caso con sabor a fresa
100 ml de nata (crema de leche) para montar, 35-38%
135 g de azúcar
4 yemas de huevo
2 claras de huevo
1 cucharadita de extracto de vainilla
Opcional: azúcar glas
La preparación:
1. En un cuenco vertemos la harina y la mantequilla cortada en cuadraditos del tamaño de una uña. Mezclamos con el accesorio de amasar de la batidora o algún robot de cocina.
2. Añadimos el resto de los ingredientes de la base: el huevo, el azúcar, la sal y las 2 cucharadas de quark. Volvemos a mezclar con el accesorio de amasar. Conseguiremos una masa rugosa y un poquito pegajosa, pero no mucho.
3. Sacamos la masa, formamos una bola, la envolvemos en papel transparente de cocina. Le damos 30 minutos en el friforífico (la nevera).
4. Pasado ese tiempo sacamos la masa del frigo. Sobre papel de horno la extendemos y la vamos extirando y aplanando con las manos y, si queremos, un rodillo. Con un poco de harina evitaremos que la masa se nos pegue.
5. Entonces engrasamos el molde (desmontable). Yo uso un espray de cocina y luego lo restriego con un pincel de cocina o con la mano por el fondo y por las paredes. Lo siguiente es pasar la base al molde. Hay distintos métodos; podemos recortar la masa con el papel y conservar el papel en el molde. O podemos despegar la masa del papel e ir trasladando primero el círculo de la base y luego las paredes. Con los dedos nos aseguraremos de unir ambas partes y que no queden agujeros.
6. Cubrimos el molde con papel transparente y le damos 30 minutos más en el frigo.
7. Mientras tanto preparamos el relleno. Separamos las yemas de las claras. Hay muchos trucos; yo simplemente me abro el huevo en la palma de la mano, dejo que la clara se me escurra entre los dedos y conservo la yema en la palma.
8. En un cuenco mezclamos todos los ingredientes del relleno excepto la nata (crema de leche) y las claras: azúcar, yemas, queso quark y esencia de vainilla. Lo mezclamos con una espátula o varillas de mano.
9. Montamos las claras a punto de nieve y batimos la nata (crema de leche) hasta que salgan burbujas.
10. Añadimos primero la nata (crema de leche) a la mezcla del relleno y mezclamos un poco.
11. Entonces añadimos las claras y mezclamos con unas varillas de mano y movimientos envolventes.
12. Es el momento de sacar la base del frigo y echar el relleno.
13. Necesita unos 60-90 minutos en el horno precalentado a 180º. En teoría es 1 hora, pero las mías tardaron más en cuajarse, por la potencia o lo que fuera. Yo las horneé con un trozo de papel de horno por encima para que no se quemaran por la parte de arriba.
14. Pasado ese tiempo, pinchamos con un palillo o un cuchillo y, si sale limpio, será que ha cuajado y la podemos sacar. La dejamos enfriar antes de sacarla del molde.
15. Una vez fría, pasamos un cuchillito por los bordes para que sea más fácil sacarla sin romperla. La desmoldamos y espolvoreamos si queremos con azúcar glas. Se le puede dar la vuelta al servirla o servirla con el lado abierto hacia arriba. A vuestro gusto.
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Bergua*