No nos vamos a engañar, abrí el frigo y vi medio pimiento olvidado en un rincón, medio calabacín en otro, una berenjena en el cajón... Y me dije, ¡es hora de reciclar! Y de aquellos retales salió este plato =) El secreto para que salga deliciosa es simplemente utilizar un buen tomate frito en abundancia. Ni que decir tiene que si tenéis otras verduras, podéis añadirlas o intercambiarlas con las que yo propongo. Para 2 o 3 comensales:
400 g de tomate frito
1/2 calabacín
1 berenjena pequeña
1/2 pimiento rojo grande
1/2 cebolla
1-2 dientes de ajo
Queso parmesano en polvo
Mozzarella rallada
Pimienta negra
Orégano
La preparación:
1. Primero cubrimos el fondo del recipiente con una capa de tomate frito. Sobre éste colocamos las primeras rodajas de calabacín, por ejemplo. Las espolvoreamos con parmesano en polvo y añadimos cebolla cortada en juliana.
2. A continuación hacemos una capa de pimiento cortado en tiras finas. Cubrimos con una capa de tomate y espolvoreamos con parmesano y ajo bien picadito.
3. En la siguiente capa ponemos rodajas de berenjena, añadimos pimienta negra y de nuevo cubrimos con tomate y espolvoreamos con parmesano.
4. Continuamos combinando capas hasta que o nos quede sitio o ingredientes. Es importante que las rodajas tengan más o menos el mismo grosor para que se cocinen al mismo ritmo.
5. Lo metemos al horno precalentado a 220º durante 45-60 minutos, según el horno. Horneamos con la superficie cubierta con papel de plata hasta que queden 10 minutos para sacarla del horno. Entonces retiramos el papel de plata, añadimos la mozzarella y orégano y gratinamos.
¡Buen provecho!
El vikingo lo acompañó de briouat de huevo frito.
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Bergua*