Sigo pues viajando gastronómicamente en “Mi cocina” y en ésta ocasión mi destino es Egipto; el primer viaje que realicé fue a solas con mi marido por lo que fue un viaje muy especial y el que más me impresionó al contemplar y descubrir tantas maravillas; el segundo con un numeroso grupo de entrañables amigos (sobre todo a dos de ellas a quienes envío virtualmente un trozo), y ahí me quedé prendada de sus postres y de sus dulces y el último con nuestros hijos a quienes quisimos transmitirles la pasión por la cultura egipcia.
La gastronomía árabe tiene para mi sabores y olores entrañables, en una gran medida es la base de nuestras recetas andaluzas y españolas, como el mazapán, los turrones, los pestiños, el pan de higo, las tortas de almendra, las frutas escarchadas y confitadas etc.
Uno de los más tradicionales es la Maskina, un postre típico egipcio que consiste en una masa hecha de harina, azúcar en polvo y nata (crema de leche), aceite y frutos secos.
Esta Maskina no es la receta original, yo la he preparado con hojaldre que he comprado ya preparado, con la creencia de que el hojaldre también es de origen árabe y le he “añadido” una crema pastelera a fin de acercarla al gusto de mi familia.
Virtualmente va destinado el pastel a dos personas muy, muy pero que muy cercanas a mi y que hoy cumplen años (una curiosa casualidad), uno de los dos desde hace 13 años, la otra persona desde hace poco, pero espero que por mucho, mucho.
Saben que les deseo todo lo mejor con muchísimo cariño.
Para preparar la Maskina a mi manera, he seguido estos pasos:
Preparar una crema pastelera
Poner en un cazo a hervir medio litro de leche con una rama de canela y la corteza de medio limón.
Mientras mezclar en un bol la yema de tres huevos con 100 gramos de azucar.
Agregar 30 gramos de harina y 20 gramos de maizena y mezclar bien.
Añadir a ésta masa sin dejar de remover, la leche pasándola por un colador a fin de que no caiga el limón, ni la canela y procurando que no queden grumos.
Echar en un cazo y poner a hervir la crema unos minutos sin dejar de remover hasta conseguir que espese al gusto.
Mientras tanto precalentar el horno a 180º
Extender el hojaldre en el molde previamente engrasado, meterlo en el horno tapándolo a fin de que no se dore durante unos quince minutos aproximadamente (depende del horno y del fabricante).
Sacar y extender la crema pastelera, que durante esos minutos se habrá enfriado y colocar por encima los frutos secos.
He utilizado: Almendras, avellanas y avellanas americanas, nueces, anacardos, piñones.
Alrededor poner ciruelas pasas.
Meter el pastel unos cinco minutos en el horno a fin de que se tuesten un poco los frutos secos y darle color al hojaldre.
Mientras en una cacerolita poner a hervir moscatel, una ramita de canela y azucar glas dejándolos reducir durante unos minutos.
Sacar el pastel del horno y pintar los frutos secos con la reducción del vinito dulce.
Lógicamente los pasteles árabes no llevan vino, esto último lo realicé para darle brillo y más sabor a los frutos secos.
Disfruten y viajen gastronómicamente a nuestros origenes culinarios.