En pleno mes de agosto os contaba como preparo los mejillones a la barbacoa y en esa misma entrada os hacía un resumen de la maravilla que son, desde el punto de vista de la nutrición para nuestro organismo, por ello, porque están de muerte, son baratos y porque son el sustento de muchos españoles os animo a preparar mejillones, hay mil manera, yo de momento os he dejado dos en el blog, pero aparecerán más, seguro.
INGREDIENTES.
1 Malla de 1kg de mejillones frescos.
1 Cebolla.
2 c.s. de aceite de oliva virgen extra.
50gr de mantequilla
4 c.s. de harina.
300 cc de leche.
300 cc de caldo de hervir los mejillones
Sal.
1/3 c.p. Pimentón picante (opcional).
ELABORACION.
Limpiamos muy bien los mejillones y les quitamos las "barbas". En una cazuela de diámetro ancho ponemos 3 dedos de agua, añadimos un puñado de sal y lo llevamos a ebullición. Cuando comience a hervir echamos los mejillones, lo tapamos y lo dejamos 3 o 4 minutos. Retiramos del fuego y dejamos que se enfríen para poder manipularlos.
Mientras picamos finito la cebolla y en el aceite la ponemos a pochar a fuego medio-bajo, cuando la tengamos transparente añadimos la mantequilla, dejamos que se funda y echamos la harina, lo mezclamos bien y dejamos que se tueste levemente. En la receta de las berenjenas rellenas de carne tenéis el proceso de la bechamel más detallado. Añadimos la leche muy caliente y cuando este bien ligado con la harina ponemos el caldo de hervir los mejillones, bien filtrado, yo me ayudo de un trapo para asegurarme que no queda ningún resto. Lo ligamos todo bien y dejamos que cueza a fuego más bien bajito.
Los mejillones tenemos que vaciarlos y reservar las conchas. La carne la cortamos en trocitos y se la añadimos a la bechamel y dejamos que todo cueza junto, al menos 15 minutos. Una vez bien cocido, añadimos el pimentón picante, en caso de querer usarlo y dejamos que cueza otros 4 o 5 minutos y lo tenemos listo.
Ahora solo nos queda montar los tigres. Con la masa templada y la ayuda de una cucharada rellenamos las conchas de los mejillones y dejamos que se enfríen. Cuando estén a temperatura ambiente los pasamos por huevo batido y pan rallado y a la sartén o freidora con abundante aceite de oliva.
Palabra, quedan de muerte.
"Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú". Lucas 17, 8