Descansar, disfrutar, desconectar....siempre en la medida de lo posible. Así año tras año, transcurre Agosto, un mes especial donde nuestra prioridad es la mar, un mes en el que disfrutar en familia, de amigos, de paseos, de maravillosas cenas en el porche, desayunos en mi pequeño patio y comidas más relajadas. Lánguidas y largas tardes en la playa, mirando al horizonte, escuchando el rumor de las olas, buceando, nadando y recuperando fuerzas para volver a empezar Septiembre.
Y así cada día hasta que comienza la rutina. Llegó Septiembre y a pesar de todo, hoy me siento feliz; vuelvo a "Mi Cocina", vuelvo por fin al blog, vuelvo a publicar y siento la misma sensación que cuando de pequeña deseaba que llegaran éstos días para volver al colegio, nuevo curso, nuevos materiales y encuentro con l@s amig@s.
Antes de continuar, quiero, debo, ante todo darles las gracias a quienes seguís aquí, en éste rincón, en éste cuaderno de bitácoras gastronómico, leyéndome, acompañándome después de un parón que hasta cierto punto no ha sido motivado por mi necesidad de descansar, sino porque la tecnología me jugó una mala pasada: mi ordenador hizo "puf", llegando a temer lo peor, perder cientos de fotos, de documentos, de trabajo realizado pendientes de ver la luz, guardados como oro en paño. Menos mal que todo quedó en un mal rato, los técnicos hicieron posible que recuperara casi todo mis datos.
Así que vuelvo con nuevas energías, con ganas, con ilusión......y a pesar de todas las recetas que esperan salir publicadas, me he decidido por una receta malagueña, un plato dulce llamado "Meloja"
también a fuerza de ser sincera, animándoles a prepararla antes de que se termine su temporada, ya que su ingrediente principal son los higos.
La meloja malagueña es de ésas recetas que se hunden en las raíces de la tradición, arraigadas y unidas indisolublemente a la historia de los malagueños, a su modo de vida, a la subsistencia de épocas pasadas que forma parte del acervo cultural, del arte gastronómico de ésta tierra que me apasiona: Málaga.
Es un postre de temporada (los higos se dan sólo en los meses de Agosto y Septiembre) o una receta de aprovechamiento ya que antaño lo conservaban durante varios meses como cualquier mermelada o conserva.
Los historiadores datan el origen de la higuera en Asia Menor y atribuyen a los griegos su introducción en el Mediterráneo. Uno de los árboles frutales presente en pinturas egipcias de hace más de 4.500 años, donde dejaron constancia de la recolección de higos en Egipto; es también nombrado en el Viejo Testamento, donde se habla de higos, uvas y miel en la Tierra Prometida.
Árbol tipico de los secanos mediterráneos, siempre considerado que no requiere cuidados una vez plantados y arraigados, limitándose el hombre a recoger sus frutos una vez maduran. Málaga es tierra de higueras y a pesar de que se conocen más de 750 especies en todo el mundo, que se conocen y distinguen por las características de sus frutos, la más habitual es la "higuera ordinaria" o "Ficus Carica" (el nombre Cárica, hace alusión a una región egipcia, por lo que probablemente sea éste el origen de las higueras malagueñas.
Sus frutos son siconos blandos (Sikono, palabra griega que significa higuera comestible), su piel es fina de color verde, negro o morado según las variedades, recubren su interior, lleno de semillas, en un receptáculo dulce y carnoso.
Se denomina breva o higo según la fecha de madurez: brevas en Junio-Julio e higos en Agosto-Septiembre.
Los higos son mi debilidad, me encantan, sobre todo los verdes, los llamados "higos de la reina". Y un día de éste pasado mes, me lo escuchó decir mi querida amiga y vecina Helena. Tardó menos de 24 horas en pegar en mi puerta con un hermoso detalle, unos deliciosos frutos ecológicos, mimados y cuidados por su hermano, en su propia finca. (He de contarles que antes de hacer la foto ya me comí por lo menos media docena y es que cuando algo me gusta no tengo "hartura" como me dice mi marido)
Con ellos preparé la receta de hoy (por cierto, la base de "mi" receta la tomé de uno de los libros de cocina malagueña publicados por mi admirado profesor e historiador malagueño Fernando Rueda, a la que añadí azúcar y más variedad de frutos secos de Málaga): una meloja de higos y frutos secos.
¿CÓMO LA HICE?
INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS:
6 higos negros, medio vaso de agua, una cucharada pequeña de azúcar moreno, una cucharada sopera de piñones, una cucharada sopera de almendras (sin piel), cinco nueces y seis nueces pecanas.
LOS PASOS A SEGUIR:
Lavar los higos, pelarlos (me gusta dejarle un poco de piel para que le dé más intensidad de color), partir las nueces y trocearlas.
En un cazo colocar los higos, el agua de forma que no queden cubiertos, el azúcar y a fuego medio llevar a ebullición.
Remover continuamente durante diez minutos aproximadamente, con una cuchara de madera, dejándolos cocer hasta conseguir una especie de mermelada.
Añadir los frutos secos, removiendo con cuidado durante dos o tres minutos más, hasta que no quede caldo.
Procurando que el resultado sea meloso, no muy espeso, pero sin liquido.
Apartar del fuego, dejar enfriar antes de servir.
Consejo:
Ideal para aperitivo, bien acompañando una tabla de quesos variados, bien para canapés de paté o foie.
Como postre, tal cual yo lo he preparado o bien servido con una bola de helado.
O cómo realizó mi amida Helena Bertucci, una vez que le pasé la receta tardó "cero coma" en prepararlo para conserva. Hizo la foto con la elegancia que la caracteriza y me dio su permiso para publicarla en "Mi Cocina".
Y recuerden, aunque ya es Septiembre, aún pueden disfrutar de Málaga, de su Sol, de sus playas, de su cultura, de su historia, de sus hermosos paisajes, bosques, montañas, valles ....y sobre todo de su gastronomía. ¿Comenzamos con una meloja?