Llevo unos días preparando mermeladas para el invierno, y esta quería enseñárosla pronto, porque ha salido buenísima, la calabaza integra muy bien el azúcar y le hemos añadido mandarina, limón y jengibre y es fantástica.Por su composición nutricional, la calabaza es aconsejable en todas las etapas de la vida, especialmente en la infancia, pues contribuye al buen estado de la piel, los huesos y los dientes, así como del sistema nervioso y el aparato digestivo. Cocinada como mermelada nos permite comer la fruta entera. Esto hace que uno de los beneficios de la mermelada sea el gran aporte de fibra, pero me diréis ¿y el azúcar?, el azúcar que contiene es sencillo, y es recomendable para los niños con alta actividad física en el colegio y también para los deportistas. Utilizarla como un sustituto de la manteca o la margarina es muy saludable, ya que su contenido en grasas es casi nulo y aporta mucha energía.
La mermelada casera no tiene conservantes ni azúcares agregados. Por lo tanto, otorga muchas vitaminas y minerales para mantener en perfecto estado el organismo.
Seguro que ésta mermelada, os gustará.
INGREDIENTES: 350 gr. de calabaza, 135 gr. de mandarina bien pelada, 25 gr. de jengibre, 25 gr. de limón, 270 gr. de azúcar, y 300 ml. de agua.
ELABORACIÓN: Ponemos todo en la jarra del procesador de alimentos, cerramos y lo dejamos a 95º, 25 minutos a velocidad 2, si lo hacemos en olla tradicional, igual, todo en la cazuela y el mismo tiempo y vamos moviendo.
Trituramos 10 segundos a velocidad 10, o bien metemos el brazo de la batidora y lo dejamos fino.
Termina dejándolo otros 25 minutos a velocidad 3 y 95º, quitando el vasito de la tapa. En olla tradicional, igual lo dejamos cocer hasta que veamos que está en su punto.
Envasamos en botes de cristal esterilizados, cerramos bien y damos la vuelta para que hagan el vacío.
Hemos preparado una rebanada de pan de hokkaido, (que ya os pondré otro día la receta), untada con crème fraîche, y os aseguro que queda deliciosa.