Antes de entrar en la receta os quiero hablar un poco del blog de donde la he sacado.
En realidad ella la sacó antes del mío, pero le hizo unas mejoras que me han convencido mucho. El resultado es más que bueno.
El blog es táper’s moments y en él su autora Kaiyee nos explica recetas que nos podemos llevar en el táper. Yo ahora mismo no como de táper pero he pasado años en mi vida haciéndolo y, una de dos, o tienes unos padres geniales que te lo preparan (en mi caso mi padre me preparaba unos táperes más que ricos) o cuando llegas a casa no tienes tiempo ni ganas de prepararlos… o la falta de ideas te acaba llevando a preparar siempre las mismas ensaladas de arroz, pasta y poca cosa más. ¡Así a ver quién es el guapo que no se aburre de comer de táper!
¡Ojalá hubiera tenido ese blog cuando yo me preparaba la comida para llevar al trabajo!
Tiene muchísimas recetas, muy variadas y nos evitamos caer en la ensalada de arroz de siempre… a ver, que me gustan las ensaladas de arroz, de hecho yo soy la señora ensaladas porque es lo que ceno alrededor de 5 días a la semana (¡pero vaya ensaladas… llevan de todo, tendríais que verlas!). Pero el tema es que cuando comes ensalada día sí día también llega un momento que es cansino.
Además clasifica sus recetas de una forma que me ha parecido muy original.
Ella lo hace por emociones. ¿Qué quiere decir eso?
Pues que puedes encontrar recetas “para días caprichosos”, “para días interminables”, “para días creativos”… “para días tengo que comer más sano”… ¡ep! esa categoría voy a verla ipso facto (¿no os encanta esta expresión? jeje) cuando termine de contaros esto…
Y entre todas las que tiene “Para días caprichosos” hay una mousse de moras que está basada en mi mousse de frambuesas pero con algunas modificaciones.
Quise copiarla tal cual porque, por ejemplo, lo de usar azúcar glas para montar la nata (crema de leche) me pareció muy buena idea. Le da otra consistencia realmente… más “mousse”, sí, muy rica. Y además tenía ganas de probar con las moras porque siempre que me meto con los frutos del bosque me acabo yendo a las frambuesas o a los arándanos y las pobres moras están allí al lado en el supermercado, mirándome con carita de pena, ignoradas… ¡qué lástimita! Otras que me miran con carita son las grosellas. ¿Alguna sugerencia y me pillo algunas la próxima vez que vaya a comprar?
Los pongo pero no vais a ver diferencia entre la receta que hay a continuación y la de Kaiyee, es excelente, creo que no necesita ningún arreglo. La única cosa es que yo no tengo Thermomix e hice la preparación al fuego, pero vamos, que la diferencia debe ser mínima.
Ingredientes
200 ml. de nata (crema de leche) para montar (al menos 35,1% de materia grasa, lo pone en el envase)
2 claras de huevo
200 grs. de moras
40 grs. de azúcar
Azúcar glas al gusto para la nata (crema de leche) (yo puse 1 cucharada sopera)
3 hojas de gelatina
Preparación
1. Ponemos la gelatina en remojo en agua fría durante unos minutos.
2. Trituramos las moras unos 2-3 minutos hasta que quede un puré. Luego lo ponemos en un cazo a fuego bajo hasta que el puré quede calentito. Escurrimos bien las hojas de gelatina y las añadimos retirándolo del fuego, con el calor del puré ya se desharán. Dejamos que se enfríe bastante.
3. Montamos la nata (crema de leche) con las varillas y cuando ya casi esté montada añadimos el azúcar glas que queramos. Lo batimos un rato más para incorporar bien el azúcar pero sin pasarnos, que la podemos convertir en mantequilla (bueno, esto siempre lo avisamos todo el mundo, pero a mi nunca me ha pasado… tengo ganas de probarlo a ver qué tal es esta mantequilla hecha con nata (crema de leche) batida)
4. Con una espátula y con movimientos envolventes mezclamos el puré de moras con la nata (crema de leche).
5. Montamos las claras con una pizquita de sal (así montan mejor) y cuando casi estén les añadimos el azúcar normal y seguimos batiendo hasta que estén completamente montadas.
6. Añadimos las claras montadas a la mezcla anterior de la misma manera: con movimientos envolventes de abajo hacia arriba para que no se bajen ni pierda el aire. La mousse tiene que ser todo burbujas, se tiene que deshacer en la boca, así que nos interesa que conserve todo el aire posible.
7. Vertemos la mezcla en los recipientes que usemos para servir y la dejamos reposar unas horas en la nevera antes de servirla.
Lo más fácil es servir la mousse en vasitos individuales. En este caso el paso 7 no tiene secreto, solamente rellenamos los vasitos y lo dejamos enfriar.
Si, como yo, tenéis ganas de complicaros la vida con la cinta esa de acetato (ese plástico que se compra en rollos y que sirve para cosas como dar forma a las mousse) os puede pasar lo siguiente. Que la consistencia de la masa cuando la vayáis a poner en el molde hecho con la cinta sea un pelín líquida y veáis que ¡horror! ¡tal como vamos vertiendo el contenido en el interior del molde que hemos hecho, se va “escapando” por la parte inferior de la cinta! Un desastre… pero también tiene solución si reaccionamos a tiempo. Se trata de conseguir que cuaje lo antes posible, por lo tanto esto lo solucionaremos metiendo rápidamente las mousse en el congelador. Cuando las saquéis (una horita es más que suficiente) veréis que algo se ha escapado, pero el resto ha quedado dentro. Entonces sólo es cuestión de sacar las mousse del congelador y ponerlas en la nevera a que descongelen unas 2-3 horas antes de servir.
Este acanalado en la parte superior la hice usando una manga pastelera con una boquilla de estrella para rellenar los moldes.
Mi decoración en este caso son unas almendras crocantes picaditas que le daban el toque crujiente. Y por supuesto, si hemos usado el acetato para darle forma, la serviremos retirándolo previamente.
Hay cantidad de sabores con los que se puede hacer una mousse. ¿Cuáles son los vuestros?
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