Hoy 25 de Noviembre es el Día Internacional contra la Violencia de Género y nos enfrentamos a él con nuevas víctimas, nuevas muertes. Una jornada que ni siquiera tendríamos que “celebrar”, es triste, lamentable y penoso que tengamos que marcar en el calendario una jornada dedicada a recordar que la violencia y las muertes contras las mujeres no caben en nuestra sociedad. Una sociedad que creemos libre e igual para hombres y mujeres.
Ayer mismo un hombre degollaba a su pareja, embarazada, porque creía que el hijo que esperaba no era suyo. Celos, dudas, miedos que conducen a matar a la persona con la que compartes tu vida. ¿Qué está pasando en nuestra sociedad para que tengamos que seguir guitanto ¡Ni una menos!
Y así comenzamos el día de hoy, viendo en los medios de comunicación los nuevos casos de violencia de género que dejan mujeres muertas y niños huérfanos de madre, a padres que pierden inexplicablemente a sus hijas de una forma desgarradora.
Mi cabeza no logra entender, y creo que no lo hará nunca, cómo un hombre es capaz de matar a una mujer, su compañera, su amiga, su cómplice, su pareja, su esposa, la madre de sus hijos, por cuestión de celos, de posesión y de obsesión.
Nosotras somos libres para decidir con quién queremos estar, al igual que lo somos para decidir si una relación nos beneficia o no emocionalmente y queremos cortarla de raíz. Y NADIE es quien para obligarnos a permanecer al lado de un hombre que ha dejado de aportarnos amor, tranquilidad y cuidados en nuestra vida, ni siquiera ellos, ni siquiera él.
No podemos consentir chantajes emocionales, presiones, gritos, insultos ni golpes. Y no podemos permitirlo ni en privado ni en público, mucho menos delante de nuestros hijos, porque ellos también son víctimas de esa violencia verbal o física al ver a sus madres maltratadas, ellos también sufrirán las secuelas psicológicas.
Por eso es importante que, ante la primera señal por muy pequeña o insignificante que parezca, pongamos medidas y nos alejemos de esa persona tóxica que acabará por destrozar nuestras vidas y las de quienes están a nuestro alrededor. Porque alguien que te ridiculiza, que te hace sentir inferior, que te anula, que te insulta, que te amenaza, que te levanta la mano y que llega a pegarte no es alguien te quiere, por mucho que él te lo repita.
Un hombre que te quiere no te hace llorar, un hombre que te ama te da la mano en los malos momentos, te abraza cuando más lo necesitas sin que tengas que pedírselo, te seca las lágrimas, busca soluciones a tus problemas, te recuerda todas las cosas buenas que hay en tu interior, te saca una sonrisa en un día triste, hará brillar el sol en un día gris sólo para que tú muestres la mejor de tus sonrisas.
No permitas que tu vida se reduzca a una relación gris y tormentosa, busca aquella que llene de felicidad y colores tu vida. Y si no encuentras el camino, pide ayuda a tus amigos y familiares, a profesionales, llama al 016, pero no pierdas más el tiempo al lado de alguien que no te valora, que cree que tu vida no vale nada y que piensa que puede hacer con ella lo quiera, a su antojo, que podrá incluso acabar con ella.
Eduquemos también en igualdad de valores a nuestros hijos e hijas para que hagan de nuestra sociedad un mundo mejor, un mundo en el que dentro de unos años no tengamos que hablar de estos asuntos y los recordemos como una triste pesadilla.
La vida es demasiado corta para no aprovecharla al máximo, para no ver sus cosas bonitas y disfrutar de ellas.
¡BUSCA LA AUTÉNTICA FELICIDAD, VÍVELA Y SIÉNTELA!
Y recuerda: ¡SÓLO TÚ ERES DUEÑA DE TU VIDA!