Estos panecillos son especialmente típicos en Brasil donde se les conoce como Pão de Queijo Mineiro. Allí se elaboran con el polvilho doce que es el almidón de tapioca, pero si no lo encontramos podemos sustituirlo por harina de maíz.
Estos panecillos son originarios del sur de la región de Minas Gerais, aunque actualmente se pueden encontrar por todo Brasil. Se toman en el desayuno junto con alguna mermelada y también como aperitivo en cualquier momento del día, tanto solos como con variados rellenos, como carne picada, embutido, etc. Se puede encontrar en panaderías, en los puestos de comida callejera y como aperitivo en restaurantes y cafeterías.
Ingredientes
250 g de almidón de tapioca ( polvilho doze) o harina de maíz
200 g de queso rallado semicurado (La Antigua Candidum)
125 ml de leche semidesnatada
60 g de mantequilla
1 huevo
Una cucharadita rasa de sal
Elaboración
En un cuenco amplio ponemos el almidón de tapioca y la sal.
En un cazo pequeño calentamos a fuego medio la leche con la mantequilla. Apartamos el cazo del fuego cuando comience a hervir. Dejamos atemperar 2 minutos y vamos echando la leche poco a poco mientras vamos removiendo la masa con una cuchara.
Batimos el huevo. Incorporamos el huevo batido a la masa y volvemos a mezclar bien con la cuchara.
Por último añadimos el queso rallado
y mezclamos bien hasta que quede una masa uniforme. Si nos parece que la masa ha quedado excesivamente seca podemos añadir una cucharada más de leche y mezclamos de nuevo y si en cambio la masa ha quedado muy húmeda espolvoreamos una cucharada más de harina de maíz y volvemos a mezclar.
Precalentamos el horno a 200 ºC.
Colocamos papel vegetal en una bandeja de horno y vamos formando con las manos pequeñas bolitas y las colocamos sobre el papel vegetal dejando una separación suficiente entre unas y otras ya que aumentan su diámetro en el horno.
Cuando el horno ya haya adquirido la temperatura, introducimos la bandeja con los panecillos en el horno a medía altura y con calor arriba y abajo y horneamos unos 20 o 22 minutos, hasta que veamos que los panecillos van tomando un tono dorado.
Sacamos la bandeja del horno, retiramos los panecillos de la bandeja y los dejamos enfriar sobre una rejilla. Cuando se hayan atemperado los colocamos en un plato o fuente y a disfrutar.