Este plato lleva algunos años presente en muchos restaurantes y tabernas españolas y, lo cierto, es que está muy rico y es una buena alternativa al pulpo a la gallega.
Ahora que incluso ya nos venden en muchas pescaderías el pulpo ya cocido, es una genial manera de agasajar a familia y amigos y sorprenderlos con un delicioso plato digno de restaurante.
No obstante, si quieres comprar el pulpo crudo y cocerlo tú misma, pinchando aquí tienes la forma de hacerlo.
Para 4 personas:
1 pulpo mediano cocido o 4-6 patas cocidas
2 patatas medianas cocidas
100 mL de nata (crema de leche) líquida para cocinar
aceite de oliva virgen
sal Se ponen las patatas enteras, lavadas y sin pelar, en una cazuela con abundante agua salada y se cuecen durante 20-30 minutos.
Una vez cocidas, se pelan y se pasan por un chino o pasapuré, como si fuéramos a hacer puré de patata (también se pueden aplastar con un tenedor o con uno de esos aparatos que son como una maza para patatas). Se añade la nata (crema de leche) líquida y la sal y pimienta y se remueve bien hasta que quede una crema lisa. Se reserva.
En una sartén o plancha se pone una pizca de aceite de oliva y se calienta. Cuando empiece a humear se ponen las patas de pulpo enteras (escurridas si lo acabamos de cocer) y se dejan unos minutos hasta que se hagan bien y quede costra dorada. Se les da la vuelta para que se hagan por el otro lado.
Se calienta suavemente la crema de patata y se pone en un plato un lecho con esta crema. Se dispone encima el pulpo braseado, se espolvorea con un poco de sal gorda y se añade un poco de aceite de oliva por encima. Se come inmediatamente.