Una de las dietas que cada día adquiere más 'adeptos', es la conocida como dieta disociada. Este tipo de dietas "se basan en que no se puede tomar más de un tipo de alimento en cada comida", nos explica la dietista-nutricionista Marta González Caballero. Los que la practican se apoyan en la idea de que lo que contribuye al aumento de peso no son las calorías o la energía de los alimentos en sí, si no el consumo de determinadas combinaciones de los mismos.
Aclarando dudas
Esta dieta disociada se caracteriza, como nos aclara la especialista, porque en ella "es posible consumir casi todo tipo de alimentos, pero nunca mezclados dentro de una misma comida". Según esta concepción, el sistema digestivo no estaría adaptado para asimilar por separado las grasas, azúcares o proteínas si se toman juntos. Sin embargo, "la realidad es que nuestro sistema digestivo está diseñado para digerir y absorber en cada uno de sus niveles los diversos nutrientes que contienen los alimentos", apunta la experta.El objetivo que se persigue al llevar a cabo una dieta disociada es perder peso en poco tiempo, concretamente, se busca "movilizar los depósitos de grasa de organismo, quemar las reservas de glucógeno y eliminar agua", asegura González Caballero. Siguiéndola durante una semana se pueden llegar a perder 5 kilos, ya que el consumo de calorías al día se coloca en un nivel inferior a las 1000 aunque, como leeremos más adelante, este aporte tan reducido de calorías puede traer graves consecuencias.
¿Cómo sería un menú de dieta disociada?
Nuestra dietista-nutricionista nos detalla en qué consistiría un menú diario de una dieta disociada:Desayuno:café, té o infusión sin azúcar. Dos rebanadas de pan con una cucharada de postre de aceite de oliva.
Media mañana: dos orejones de albaricoque y nueces.
Comida:
* Primer plato: ensalada cruda (no incluir maíz, ni remolacha) aliñada con una cucharada de postre de aceite de oliva, mostaza y cebolla en polvo.
* Segundo plato: elegir un plato de pasta, arroz, patatas o legumbres cocinadas con verduras.
Merienda: una pieza de fruta (no mezclar frutas dulces con ácidas): kiwi, naranja, fresas, etc.
Cena:
* Primer plato: verduras hervidas, salteadas, al horno, a la plancha, o al papillote o sopa/puré de verduras. Se puede utilizar una cucharada de postre de aceite de oliva para su aliño.
* Segundo plato: elegir entre carne, pescado, pollo o huevos, cocinados de forma sencilla. Evitar las carnes y pescados grasos.
Ventajas e inconvenientes
Para nuestra experta, los inconvenientes son más numerosos que las ventajas. La principal y más importante contrariedad que señala es que "no tiene un fundamento científico claro y definido. Se limitan o incluso se prohíben alimentos como el pan y el aceite, no corrige hábitos dietéticos desequilibrados y puede resultar perjudicial para la salud, sobre todo si se sigue durante demasiado tiempo".Como parte positiva podemos destacar que permite comer 5 ó 6 veces al día y cantidades no determinadas, siempre que se traten del mismo alimento. A pesar de esto, hay que tener en cuenta que "el uso continuado de una dieta de muy bajo valor calórico, como ésta, conlleva alteraciones gastrointestinales, malestar general, mareos, intolerancia al frío, sequedad de la piel, pérdida de cabellos, contracturas musculares, insomnio, ansiedad, estreñimiento, irritabilidad e incluso depresión", aclara la especialista.
Lo que hay que entender es que, a pesar de la rápida pérdida de peso, se puede producir el 'efecto rebote', ya que esa reducción "no se produce a partir de la grasa almacenada, sino a causa de la pérdida de masa muscular y líquidos", puntualiza la experta . Como siempre ocurre con todas las dietas, lo más importante es que antes de hacerla se consulte con un especialista, pues hacer regímenes por cuenta propia puede ser muy perjudicial para la salud.