Cuando Monsieur Accidents llegó de su viaje a Vancouver, le estaba esperando en casa con esta guirnalda y una Quiche Lorraine.
Se trata de un plato típico francés que proviene de Lorena, una región en el noreste de Francia y en la frontera con Alemania. La Quiche lorraine tradicional lleva sólo tres ingredientes, huevo, bacon y nata (crema de leche), aunque, no fue hasta el siglo XIX cuando se incluyeron las tiras de panceta que caracterizan a esta receta.
Pero nosotros le vamos a dar un toque especial añadiendo otro ingrediente. ¿Queréis saber cuál es? Pues vamos con los ingredientes:
Para la masa quebrada:
90 g de mantequilla
1 cucharadita de azúcar
1/4 de cucharadita de sal
180 g de harina
2 yemas de huevo
2 cucharadas de agua helada
Para el relleno:
150 g de panceta
300 ml de nata (crema de leche) de montar
4 huevos
2 yemas de huevo
sal
pimienta
Para la quiche:
1 clara de huevo
2 cucharadas de mostaza
La mantequilla tiene que estar fría y cortada en cubitos o taquitos.
Y, como en todas mis recetas, tanto la mantequilla como la nata (crema de leche) son sin lactosa.
El agua tiene que estar helada.
La mostaza que he utilizado es Mostaza de Dijon.
Preparación:
Lo primero que vamos a hacer es la masa, para ello preparamos los ingredientes y utensilios que vamos a necesitar. Tamizamos la harina y reservamos. Separamos las yemas de las claras de los huevos y reservamos.
A continuación echamos en un bol la mantequilla y la sal y mezclamos hasta que se forme una fina crema. Agregamos la harina, las yemas de huevo y el agua helada a la crema de mantequilla y mezclamos.
Si lo hacemos con un robot o manipulador de alimentos es más fácil y rápido, en ese caso echamos todos los ingredientes, excepto el agua en el vaso del robot de cocina y amasamos hasta que la textura se asemeje las migas de pan.
A continuación le añadimos el agua fría y mezclamos nuevamente hasta que se convierta en una bola.
Envolvemos la masa en film y guardamos en la nevera. Es mejor preparar la masa el día de antes, pero si no hemos podido, la debemos dejar reposar en la nevera al menos durante una hora.
Es mejor sacar la masa del frigorífico media hora antes de utilizarla para que sea más fácil de manipular o trabajarla.
Preparamos el molde que vamos a utilizar. Yo tengo un desmontable de unos 25 cm de diámetro. Lo engrasamos con mantequilla y harina.
Transcurrida la media hora, quitamos el film a la masa y la colocamos entre dos hojas de hornear. Así no necesitaremos harina y no se pegará ni al rodillo ni a la superficie de trabajo. Con ayuda de un rodillo extendemos la masa hasta que cubra el molde y exceda unos centímetros pero no en demasía.
Quitamos el papel de hornear de la parte de arriba, colocamos sobre el molde, extraemos la otra hoja de papel y con ayuda de los dedos la vamos colocando correctamente empujándola suavemente contra el molde, hasta que encaje. Con la ayuda del palo de una cuchara de madera damos forma al borde de la masa. Una vez la masa esté bien pegada al molde cortamos los excedentes con ayuda del rodillo.
Ahora cubrimos la base con una capa de clara de huevo, que hará de barrera entre el relleno y la base, haciendo que el relleno no empape y ablande la masa.
Por último enfriamos la base para que no encoja en la cocción.
Mientras la base se enfría preparamos el relleno, comenzando por los ingredientes y utensilios que vamos a utilizar. Empezamos cocinando el bacon en una sartén hasta que se dore.
En un bol echamos los cuatro huevos y las dos yemas de huevo. Agregamos la nata (crema de leche), la sal y la pimienta. Batimos con una varillas hasta que quede todo bien integrado.
Precalentamos el horno a 180ºC con calor arriba y abajo.
Sacamos la masa de la nevera. Extendemos una ligera capa de mostaza. A continuación, repartimos el bacon crujiente sobre la masa. Y por último vertemos el preparado de huevos.
La metemos en el horno a una altura media alta y horneamos durante 40 minutos o hasta que el interior esté cuajado y la parte superior esté dorada. No os preocupéis si el interior se mueve un poco.
Presentación:
La quiche se puede comer tanto fría como caliente. Ya os digo que, cuando la sacas del horno y te envuelve su aroma, es imposible resistirse a comerla de inmediato.
Servimos en una bandeja o pie de tarta que colocaremos en el centro de la mesa.
Los franceses la suelen comer como plato único o primer plato y la suelen acompañar de una ensalada bien aderezada con una vinagreta.
Bon appétit!