Y en el evento “Porque cada día es Navidad” del grupo de Facebook “Entre 3 fogones“, al que os invito.
La receta que quiero compartir con vosotros es una adaptación de un puding de Jamie Oliver. Lo he hecho mil veces, y siempre es un éxito. Y me gusta hacerlo en Navidad, y durante el invierno, ya que una de las cosas que lo hacen especial es que como más rico está es servido tibio, por lo que no lo suelo hacer en épocas calurosas. Es no significa que no se pueda servir frío. Si os sobra (que es difícil) no lo tiréis ;)
En la receta original se usaba panettone, aunque de la manera como más ha gustado en casa siempre es con pan de brioche.
El resultado es un puding diferente. No se gira, se sirve directamente de la fuente, y la capa de encima es crujiente por el azúcar y por el pan tostadito. Además, tiene un intenso sabor a vainilla y es tremendamente cremoso. Estoy segura de que os gustará.
Vamos con la receta.
Ingredientes para un puding para unas 8-10 raciones en una fuente de 30 * 20 de largo:
- 250 gr de pan de brioche
– 4 huevos L
– 500 ml de leche
– 500 ml de crema de leche
– 170 gr de azúcar blanco
– 1 vaina de vainilla
– 1 cucharada de agua de azahar
– azúcar glacé
– mantequilla
Preparación:
1.- Preparamos la fuente engrasándola con un poco de mantequilla. Precalentamos el horno a 160ºC.
2.- En un bol batimos los huevos con el azúcar hasta que sean una crema fina. Añadimos la leche y la nata (crema de leche) y mezclamos bien.
Abrimos la vaina de vainilla e incorporamos las semillas a la mezcla anterior. Incorporamos también el agua de azahar.
3.- Cortamos el pan en rebanadas, las untamos con mantequilla por las dos caras y las vamos colocando en la fuente.
4.- Vertemos la crema anterior en la fuente, procurando empapar bien las rebanadas.
5.- Espolvoreamos azúcar glacé por encima y llevamos la fuente al horno durante unos 55 minutos, comprobando cuándo está hecho el puding con la ayuda de una brocheta de madera.
6.- Cuando esté fuera del horno le echamos un poco más de azúcar glacé. No hace falta que quede fino. Una de las gracias que tiene este paso son los pequeños terrones que se formarán por la humedad.
Sugerencia.
Lo que os comentaba antes: servirlo tibio. Es como más bueno está.
Espero que os guste tanto como a mí.
¡Que aproveche!