Que el nombre de la receta no se corresponde para nada con la foto o que os estoy intentando tomar el pelo.
Pero es que en mi casa toda la vida hemos conocido a este plato como salmorejo, y no me pregunteis por qué.
Con la misma cara de asombro me quedé yo cuando descubrí qué era realmente el salmorejo, pero a este le tengo un cariño especial :)
A parte de haber formado parte de mi casa siempre, fue de las primeras que preparé cuando me fui a vivir fuera con 19 años. ¡Cuánto ha llovido desde entonces!
Me fui un año a vivir a Reino Unido, así que imaginadme a mí sola y sin saber cocinar. Entendereis que mis recetas eran muuuuy limitadas. Sobreviví prácticamente a base de ensaladas y bocadillos.
Sólo más tarde, comprendí lo poco beneficioso que fue eso para mi cuerpo. Sufrí desarreglos y aumento de peso a pesar de no comer mucho pero hacerlo de forma equivocada. Sólo de vez en cuando echaba mano de mi libreta de apuntes y me ponía a cocinar recetas de mi madre.
Esta fue una de ellas. Recuerdo el momento en que la probé nada más prepararla. Me transportó de nuevo a mi casa, a mi cocina con mi madre, a mi hogar, que tanto echaba de menos.
Para mi familia inglesa sólo era otro plato desconocido más, pero para mí era una forma de viajar y acercarme a casa.
Por eso comparto hoy mi "salmorejo" con vosotros :)
Ingredientes:
2 patatas grandes
1 bote de aceitunas con anchoas
1 cebolleta
2 latas de atún
Perejil
Aceite de oliva
Sal
1 huevo cocido
Elaboración:Cocemos las patatas en agua hirviendo unos 15-20 minutos, justo el tiempo necesario para que puedas pincharlas con el tenedor sin que se rompan. Al mismo tiempo, pondremos a cocer el huevo. Una vez cocidas las patatas, las echamos en una fuente honda, añadimos el atún y la cebolleta troceada. Picamos las aceitunas, rallamos el huevo cocido y lo añadimos al bol. Aliñamos con aceite y sal y perejil picado. Removemos y a servir.