Siempre me han encantado las setas. Y, a pesar de que "mi contrario" no es demasiado aficionado a ellas, intento utilizarlas en mi cocina todo lo que puedo (a ver si, poco a poco, se va aficionando, jajaja).
Por desgracia, no vivo ahora en una zona muy setera. En los comercios, salvo en contadas ocasiones, una tiene que limitarse al tradicional champiñón, las setas de ostra o "Pleurotus Ostreatus", las shii-take, el champiñón Portobello (y no siempre), y, en temporada, níscalos, boletus y poco más.
Quizá en el interior de la provincia sea más fácil recolectarlas, pero, en cualquier caso, mis conocimientos micológicos son prácticamente nulos, así que JAMÁS consumiría una seta que encontrara en el bosque, salvo que contara con el asesoramiento de un experto en la materia. Porque, con el despiste que yo tengo, capaz sería de comerme una "Amanita Phalloides"... en cuyo caso, ya no se publicarían aquí más recetas, o bien el título del blog se cambiaría por "El Puchero de San Pedro y Morguix", jajaja.
Así que tengo que limitarme a lo que encuentro por los comercios de la zona. Y, desde que vi esta receta en el blog de Conchi, "Cocinando Setas" (imprescindible para todos los amantes de las setas), estaba deseando hacerla. Lamentablemente, no puedo disponer de macrolepiotas, con las que resultaría mucho más sabroso; por lo tanto, acudí a las socorridísimas "Pleurotus Ostreatus" (que localizaréis en cualquier frutería o supermercado fácilmente). Eso sí, hay que elegir ejemplares más bien grandecitos (más que nada, por la "trabajera" que supone tener que ir haciendo un montón de "mini-San Jacobos" para toda la familia, jajaja).
Con esta receta quiero participar en el reto de noviembre de la comunidad "Comer Especial", en Google + (pinchando AQUÍ accederéis a la comunidad).
Debo deciros que ha sido todo un éxito. Incluso mi marido, que cuando apareció por la cocina y vio las setas puso la cara típica de "Ya está ésta con sus experimentos raros", dijo que estaban exquisitos. Y os aseguro que, si no le gusta algo, no disimula en absoluto, jajaja.
No quiero ni imaginarme lo ricos que estarían con setas de más "nivel", pero incluso con éstas "de andar por casa" resultan un bocado delicioso, altamente recomendable.
INGREDIENTES:
Setas "Pleurotus Ostreatus", o Macrolepiotas, u otra seta grande y más bien plana.
Jamón y queso en lonchas
Harina, huevo y pan rallado para rebozar
Sal y aceite de oliva.
PREPARACIÓN:
Limpiamos las setas, cortamos los pies lo más "al ras" que podamos, y las salamos por la parte de las láminas.
Las emparejamos por tamaños (yo tenía una tremendamente grande, "desparejada" y la partí por la mitad).
Si usamos las setas de ostras, como contienen mucha agua, yo recomiendo que las pasemos un poquito por la plancha, lo justo para que pierdan ese exceso de líquido.
Sobre cada una de las "parejas" de setas colocamos las lonchas de jamón y queso, recortando o doblando lo que sobresalga. Cubrimos con la otra seta, formando una especie de "sandwich".
Rebozamos con harina, huevo y pan rallado.
Las freímos en aceite caliente, y dejamos escurrir el exceso de aceite sobre un papel de cocina.
Servimos bien calentitas.
¡Espero que os gusten!.
Un beso.