Aprieta el calor y no hay quien se meta en la cocina. Ensaladas, gazpachos y entrantes, o platos, que requieren poco tiempo en su preparación triunfan en esta época del año.
Tanto la sopa de melón como el gazpacho de sandía nacieron de la idea de aprovechar esa fruta que no nos sale tan dulce como esperábamos. No obstante, si se utiliza fruta en su justo punto de maduración el plato mejora sustancialmente.
La sopa de melón fría se puede tomar como aperitivo en raciones pequeñas, chupitos, o como entrante antes de un plato de pescado o carne con guarnición.
Si la queremos servir como entrante, previo a un plato único con guarnición, para 6/8 personas se necesita:
1 melón mediano
2/3 yogures blancos desnatados
Zumo de un limón mediano
Aceite de oliva
150 g de jamón serrano
6 hojas de menta y algunas para adornar
Pimienta blanca
Azúcar (opcional)
Sal
Partir el melón y retirar todas las semillas. Eliminar la corteza y trocear.
Lavar y secar las hojas de menta.
Triturar la pulpa del melón, junto con las hojas de menta, en la batidora. Añadir 2 o 3 yogures dependiendo de lo espesa que queráis la sopa (el yogur la diluye).
Pasar por el chino o colador (yo no he seguido este paso. porque me gusta encontrar algunos trocitos en la sopa). A continuación, con el robot en funcionamiento, condimentar con el zumo de limón un pellizco de sal y el aceite de oliva. Probar para rectificar el condimento si hiciera falta.
Reservar en la nevera.
Antes de servir pasar por la plancha unas lonchas enrolladas de jamón serrano. Adornar con ellas el plato. Finalmente condimentar por encima con un poco de pimienta blanca.
Opcionalmente, si hace falta dar un contrapunto, se le puede añadir alguna cucharadita de azúcar. Si se quiere diluír más se puede echar un poquito de agua fría...
Todo depende de lo jugoso o dulce que sea el melón y de la textura que queráis conseguir.