Miso en japonés viene a significar, según he podido saber, algo así como fuente de sabor.
El miso es el producto de la sopa de miso (味噌汁 misoshiru) japonesa, que de hecho le da el nombre, aunque existe sin variar su base multitud de variantes dependiendo lógicamente del resto de los ingredientes que se le quiera añadir. Los más habituales en las sopas tradicionales son el Tofu, las algas wakame, cebolletas o puerro, aunque suelen llevar otros ingredientes como verduras, carnes, pescados, setas o mariscos.
El miso en sí, es una pasta producto de la fermentación de semillas de soja y sal, que también se realiza con otros cereales como arroz e incluso cebada.
Dependiendo de su base, he leído que puede denominarse Mugí si es de cebada, Gemai si es de arroz, Hatcho de soja y sal, Natto si está hecho con soja y jengibre….y los de más corta fermentación, el Shiro (miso blanco) y el Aka (miso rojo).
Personalmente, el que siempre suelo usar es el miso blanco que suelo comprar en un supermercado oriental situado en Torremolinos.
Lo probé por primera vez allá por el año 1983, ya ha llovido desde entonces, en una de las experiencias más fabulosas de mi vida: viajar por primera vez a Japón con tan solo 28 años, cuando viajar a ése extremo del mundo era todo un sueño, máxime si era por motivos profesionales, ya en aquella época era Jefe de Ventas de los relojes Orient Watch.
Describir su sabor me resultaría difícil, quizás solo pueda indicar que tiene un sabor más bien salado…muy, muy rico; pero la mejor forma de que sepan cual es realmente su sabor sólo tienen que animarse a comprarlo, echar un poco de miso en agua caliente y comprobarán su magia, habrán conseguido fácilmente una deliciosa sopa, así, sin más…….
¿Saben que es un alimento mitológico? Según la milenaria mitología japonesa, el miso fue un regalo de los dioses para garantizar la salud, longevidad y felicidad del ser humano.
Hace mucho, mucho tiempo leí una historia sobre el miso, decía que en los hospitales después de caer las trágicas bombas en Hiroshima y Nagasaki, hubo un momento con que lo único que contaban para atender a los pacientes era el miso (era costumbre sobre todo entre campesinos llevar siempre un poco de miso como parte de sus necesidades alimenticias y para mantener la vitalidad). Ésas personas hospitalizadas, alimentadas casi únicamente con sopa de miso, tras la fuerte radiación, sufrieron mínimas consecuencias.
Fue entonces cuando Occidente estudió y reconoció las grandes virtudes medicinales de éste alimento lleno de grandes propiedades y cargado de beneficios.
Desde cientos y cientos de años, ha sido para los japoneses un alimento básico que poco a poco se ha ido haciendo popular en el resto del mundo, llegando a Mi Cocina.
¿Como la hice?
Ingredientes para dos personas:
Un litro de agua, 3 cucharadas pequeñas de miso blanco, 6 langostinos, 100 grms. de rosada (limpia, sin piel ni la espina central), la parte blanca de un puerro, una cebolleta pequeña, medio pimiento rojo cortado en tiras, 4 champiñones portobello, dos cucharadas soperas de aceite de oliva, una ramita de cilantro fresco y sal.
Los pasos a seguir:
Lavar el puerro y la cebolleta y cortarla en trozos no muy grandes. Lavar el pimiento rojo y cortar en tiras.
Pelar los langostinos y cortar en trozos pequeños el pescado.
Limpiar con un paño los champiñones y cortarlo en trozos igualmente.
En una cacerola echar el aceite y pochar la con una pizca de sal durante dos o tres minutos.
Echar el agua y cuando comience a hervir, sacar un poco del agua a un vaso para poder disolver el miso.
Diluir el miso removiéndolo bien hasta que se disuelva y reservarlo.
Echar en la cacerola el pimiento, el puerro, el pimiento rojo y los champiñones; cocinar a fuego medio durante cinco minutos.
Añadir los langostinos y el pescado dejándolo hacer uno o dos minutos más.
Apartar del fuego y añadir el vaso del agua con miso, remover bien.
A la hora de servir espolvorear con las hojas de cilantro fresco.
El miso contiene enzimas nutritivas; deben tener cuidado de que no hierva una vez haya añadido el miso.
A la hora de tomarlo es habitual servirlo en pequeños cuencos lacados para beberla directamente de ellos sin utilizar cuchara, los ingredientes sólidos se comen con los palillos.
Les animo una vez más a descubrir otros sabores del mundo: hoy a disfrutar del "miso". ¿Me acompañan?