El mote que cariñosamente mi 50% me aplicaba siempre era: "Nacida para trabajar", no podía estar quieta, incluso si miraba la tele, solía bordar, hacer bolillos... ahora mi (nuestro) mote ha cambiado "Nacida para luchar" (y yo añado: y para celebrar la vida) porque aunque yo pensaba que lo hacía, "mis cabrones" me enseñaron a librarme en serio del estrés, a aprender a decir NO, a no hacer tantas cosas y tomarme mi tiempo, a asumir que la enfermedad forma parte de la vida (estoy en ello), que hay que convivir con las cosas que nos ocurren, que no siempre son buenas y ahora todavía me toca luchar.
En el primer post que me autodenominé Soy flor de loto, en este enlace, ya os conté que le regalé a mis hijas antes de "mi historia" una camiseta a cada una y otra para mi, aunque el mensaje que reivindica el Club de malas madres no es el mismo que yo les quería transmitir (ninguna de las dos son madres) simplemente me pareció un buen lema para no olvidar las lecciones de vida.
Este es mi cuarto "capitulo de Soy flor de loto" y a estas alturas l@s que me seguís sabéis de la importancia de las revisiones.
Pues bien, me han ido llegando mensajes de las que la teníais "aplazada" y ya la habéis pasado. Y si contar mi historia ha servido para dar un pequeño empujón a algun@s y no dejar pasar mas tiempo la revisión por tener mil cosas pendientes, ya me siento satisfecha.
Lo que verdaderamente no podemos "aplazar" en la vida, es "vivir". Y justo esta mañana he leído una cita de el Dalai Lama que no lo puede resumir mejor:
"Solo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y principalmente vivir"
Por otro lado, no pretendo infundir mis ideas, ni aconsejar a nadie, no soy quien, solo quiero contar como lo voy viviendo yo, estudiando y aprendiendo de esta lección de vida.
Antes de "mis cabrones" había decidido hacer mi propia revolución, que no me dio pie a "aplazarla" cuando me los diagnosticaron, leyendo, buscando, recibiendo mucha información... llegué a la Dtra Odile Fernandez y su revolución anti-cáncer, motivadora 100%, he empezado a seguirla y por ahora me he hecho con dos de sus libros:
-Mi revolución anti-cáncer
-Guía práctica para una alimentación y vida-anticáncer
En medida de lo que mi cansancio me lo permite y ganar la pereza que me estira y me envía directa al sofá, cuido mi alimentación, voy a caminar "diariamente" y esta semana he empezado en el programa Muévete de la AECC de Baleares.
Os tengo que decir que hago un esfuerzo, que estoy cansada y que muchos días tengo ganas de enviarlo todo y a todos -donde no calienta el sol (por decirlo de una manera fina), pero hablo conmigo misma, con mis quejas y le digo a mi pereza "ahora que has empezado, no te vuelvas atrás", respiro y si lo consigo (a veces caigo, lo sé) me siento orgullosa conmigo misma, que de eso se trata.
Después de mi primera visita al oncólogo, el diagnostico de la biopsia era Carcinoma Ductal Infiltrante con ganglios centinelas libres de infiltración, mi tratamiento sería 20 sesiones de radioterapia, 1 pastilla diaria de Letrozol durante 5 AÑOS (eso fue un mazazo, para una que intenta tomar la menos medicación posible), y para evitar que mi osteoporosis vaya a mas, un sobre de calcio extra.
Allá vamos, mi oncólogo radioterápico estudió mi caso y me comunicó que con la tecnología avanzada del momento, adaptarían 15 sesiones de radiación, 5 días por semanas; la pregunta del millón ¿efectos secundarios? durante el tratamiento, enrojecimiento cutáneo, y probablemente cansancio. Para acabar con que me iban a radiar en el lado del corazón, vaya por Dios!
-no te preocupes por el corazón...
-igual en unos meses tienes una pequeña reacción por si el pulmón... mejor vamos paso a paso, porque para atrás, ni para coger impulso.
Y aquí estoy después de realizarme un Tac, tatuada con unos pequeños puntos para alinearme el área a radiar. Cada mañana me fríen como un pollo frito, jejeje, ya he pasado el ecuador de las sesiones y agradezco al personal del Instituto Oncologico de la Clinica Juaneda de Palma, su trato profesional, amable y cariñoso que recibes cuando pasas la puerta de "riesgo de irradiación externa";
No voy con agrado, la verdad, pero, en esos pocos minutos, visualizo mi paisaje preferido de Mallorca, con preciosas tonalidades azules y hago autoproyección para que mi cuerpo admita y aproveche bien la radiación, y vaya! salgo "radiante" jajaja.
Mis efectos secundarios, por ahora, es que el cansancio se ha instaurando un poco en mi vida, en momentos, es infinito, difícil de explicar y entender, la inflamación y enrojecimiento del área radiada voy calmándola hidratando mucho la zona y de paso todo el cuerpo, el miedo y las emociones siguen alteradas, pero es bueno ver la vida desde otra perspectiva.
Una de las últimas visitas a mi cirujano después de "las operaciones", me comentó:
- no te preocupes volverás a recuperar tú vida;
Nada mas que decir, en esas estoy, "poc a poc" como dicen por aquí en mi tierra.
#soyflordeloto