Mi temor más grande se centraba en el momento de sacar las fotos, porque a los suflés les gusta el calorcito del horno, pero se desinflan al primer soplo de aire frío. Por eso, primera recomendación importante, si queréis impresionar a los comensales, deben estar sentados a la mesa cuando saquéis vuestros suflés del horno. De todos modos, aunque luego se desinflen y estén feuchos, saben exactamente igual de deliciosos.
Por el resto, es una receta más sencilla de lo que pueda parecer, y acompañada de una buena ensalada resulta un plato muy completo. A mí me gusta utilizar estos moldecitos de cerámica individuales aptos para el horno, si utilizáis un molde grande tendréis que aumentar los tiempos de horneado, sospecho que hasta los 40-45 minutos, aunque ya digo, siempre los preparo en estos moldecitos pequeños.
Empecé a darle vueltas a las recetas, y al final me decanté por una receta portuguesa, como no, un suflé de bacalao. Cuenta la leyenda que en Portugal hay tantas maneras de preparar el bacalao como días hay en el año, y empiezo a sospechar que es cierto...
Durante una época de mi vida {hasta antes de ayer} no tuve una buena relación con el bacalao. Recetas poco trabajadas, pescado demasiado cocido y sin gracia. Pero estoy empezando a amarlo poco a poco, como si se tratase de un reggaeton de Luis Fonsi, dejando que me respire al cuello despacito y me diga cosas al oído... Pasito a pasito, suave suavecito...
Porque este suflé es un plato de enamorar, de morir de amor... ¿Me diréis que os lo vais a perder? Nonono, vais a caer irremediablemente en sus brazos, y lo vais a adorar para siempre.
Suflé de bacalao {portugués}
Ingredientes para 3 personas
375 g de bacalao desalado.
75 g de cebolla.
1 diente de ajo.
300 ml de leche.
45 g de aceite de oliva.
45 g de harina.
3 huevos {separadas las claras y las yemas}.
1 cucharada de mostaza de Dijon.
tomillo.
sal y pimienta negra.
mantequilla {o aceite} y harina para los moldes.
Preparación:
1. En primer lugar, cocemos el bacalao. Yo lo pongo 10 minutos en el microondas en un recipiente con tapa. También se puede cocer en agua, o en la leche que vamos a utilizar para hacer los suflés. Una vez que está cocido, lo limpiamos de pieles y espinas y lo desmigamos muy finito.
2. En una cazuela, calentamos el aceite. Mientras, picamos muy finita la cebolla y el ajo. Lo sofreímos en el aceite a fuego no muy fuerte, evitando en lo posible que se dore.
3. Añadimos la harina, la rehogamos un poco para que pierda el sabor a crudo y vamos añadiendo la leche, poco a poco, y sin dejar de remover, para que no se formen grumos. Salpimentamos.Dejamos que se forme una bechamel espesa y retiramos del fuego.
4. Añadimos el bacalao desmigado y tomillo a nuestro gusto. Dejamos templar un poco.
5. Mezclamos las tres yemas con la cucharada de mostaza de Dijon. Añadimos esta mezcla a la bechamel y removemos bien. Dejamos enfriar, debe estar a temperatura ambiente.
6. Precalentamos el horno a 200ºC.
7. Mientras se calienta el horno, montamos las tres claras a punto de nieve bien firme con unas arenitas de sal. Mezclamos las claras con la bechamel de bacalao con cuidado, poco a poco y con movimientos envolventes para que pierdan la menor cantidad de aire posible.
8. Vertemos la masa en los moldes untados de mantequilla o aceite y espolvoreados con harina. Debemos llenar los moldes casi hasta el borde, para que suban y queden más bonitos.
9. Introducimos en el horno a 200ºC, calor arriba y abajo, unos 20-25 minutos. Servimos enseguida, en cuanto los retiramos del horno, porque se bajan y pierden aire (eso sí, están igual de ricos, aunque no tan bonitos).
Por supuesto, como siempre os aconsejo, visitad todos los suflés que han preparado los compis de Desafío en la Cocina pinchando en el logo inferior.