Hace unos años tuve la suerte de viajar a Marrakech, todavía conservo en mi memoria los colores tan intensos, el olor a especias y la sensación de vida de aquella ciudad.
Todo Marrakech gira en torno a la plaza Yamaa el Fna, durante el día se llena de gente de lo mas variopinta, desde encantadores de serpientes o adiestradores de monos, pasando por dentistas, contadores de cuentos, vendedores de los mas dulces zumos de frutas y los mas ricos frutos secos, etc. De noche la plaza se transforma, de repente se llena de color con miles de lucecitas y cientos de puestos de comida inundan Yamaa el Fna, llenando cada rincón con multitud de olores. ¡Realmente todo un espectáculo!
El tajine es un plato tradicional de la cocina del norte de África, en especial de Marruecos, Túnez y Argelia, se prepara en un recipiente poco hondo de barro cocido y barnizado cuya tapa cónica, hace que se mantenga el calor y el vapor durante y después de la cocción, ya que al condersarse éste en la parte superior de la tapa, cae de nuevo en forma de agua sobre los alimentos, evitando de ésta manera que se resequen y aportando todo su sabor al cocinarse con sus propios jugos.
Existen gran variedad de tajines, tanto de carnes, como los de cordero, pollo, ternera, como los de pescados, siendo los mas habituales los de sardinas o boquerones, o los de verduras. Dependiendo de cada uno de ellos, se condimentan con distintos ingredientes, tanto dulces como salados, miel, frutos secos y especias.
Los tajines de pescados se suelen condimentar con un marinado llamado chermula cuyos ingredientes son el cilantro, perejil, ajo, pimienta negra, comino, pimentón, zumo de limón y aceite de oliva. Como imagináis toda uns sensación de sabores en un bocado.
Además si como yo, os decidís por ésta tajine de Emile Henry, estaréis apostando no solo por la mejor y más sabrosa de las cocciones, además lo haréis por la manera más saludable y elegante posible gracias al diseño, color y esmaltado. ¡Todo un capricho al alcance de cualquiera!
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