De nuevo nos vemos celebrando otro día del calendario, en este caso, el de las personas romanticonas empedernidas como yo :)
No lo puedo evitar, tengo días de esos en que me encanta escuchar música pastelosa (como la llama mi catador, jaja!), quedarme en el sofá con la manta viendo una peli romántica o incluso quedarme dormida pensando que soy la protagonista de alguna historia de amor ficticia :D
Mi último reto en este campo fue conseguir que mi catador y yo viéramos "Los puentes de Madison" juntos. Yo ya la había visto, pero tenía muchísimas ganas de que él la viera conmigo, y lo conseguí!! No soltó ninguna lágrima, eso sí, ya estaba yo para llorar por los dos, pero sí que se quedara pegado al sofá hasta que salieron los créditos.
La verdad es que para mí San Valentín es un día como otro cualquiera. Pensamos, como la mayoría, que el amor, sea del tipo que sea, se debe recordar y vivir cada día, y que un "te quiero" sincero vale más que cualquier regalo.
Pero también es cierto que es una excusa perfecta para planear un día fuera, soprender con algún detallito o por qué no, preparar algo rico en la cocina, que por el estómago todos sabemos que también se enamora uno.
Yo ya tengo pensando qué hacer, pero aprovecho para presentaros la tarta que le hice a mi catador el día de su cumpleaños, y que también es ideal para un día así, sobre todo si al sorprendido le chifla el chocolate blanco ;)
De mis dos opciones de tarta me tiré a hacer la más laboriosa, pero bueno, la persona lo merecía. Y viendo y probando el resultado, no me arrepiento en absoluto.
Se trata de una tarta con base de galleta que todos conocemos pero con un relleno diferente que me recuerda mucho a la tarta de queso y al mousse, no sabría cómo explicarlo.
La verdad es que empecé a preparar la tarta algo desanimada y predispuesta a que no me iba a salir bien, cosa que nunca se debe hacer, y cuando ya ví que había preparado un relleno para un molde mucho más grande que el mío ví las estrellas.
En seguida recordé una tarta de piña que hizo mi madre estas Navidades y que por el hecho de usar un molde más pequeño en proporción al relleno, el sabor ya no era el mismo. Pobre, tuvo que estar toda la noche escuchando nuestras criticas constructivas acerca de la tarta :)
Así que llené el molde, metí a la nevera, y recé a todo lo que pude para que la tarta cuajara bien y estuviera buena.
¿Buena? ¡¡Estaba riquísima!! Se había asentado perfectamente y el sabor era increíble. Mi catador quedó encantado y ya no había que decirle que había postre en la nevera, él mismo me pedía que le cortara un trocito de tarta cada noche ;)
Así que objetivo conseguido. Os animo a todos a hacerla, al menos una vez, porque de verdad vale la pena, y conseguiréis enamorar a cualquiera que se os ponga por delante :)
Receta original: Blog Los postres de Teresa.
La receta original usa un molde de 27 cm. Yo usé uno de 20 cm. y me sobró relleno, pero la tarta salió igual de rica.
Ingredientes:
Para la base:
1/2 paquete de galletas Digestive
70-80 gr. de mantequilla
Para el relleno:
500 gr. de nata montada (crema de leche)
400 gr. de queso Philadelphia
200 gr. de chocolate blanco
100 gr. de azúcar
100 gr. de leche entera
1 sobre de cuajada
8 hojas de gelatina
1 paquete de filipinos blancos
Para decorar:
1 paquete de filipinos blancos
Chocolate blanco rallado
Elaboración:
Empezamos preparando la base. Precalentamos el horno a 180º. Trituramos las galletas y echamos en un bol. Derretimos la mantequilla unos segundos en el micro y cuando esté líquida pero no caliente la añadimos al bol y mezclamos bien para conseguir una mezcla consistente. Forramos con papel vegetal la base de nuestro molde, engrasamos y cubrimos con la base de galletas aplanando e intentando que se quede bien igualado. Horneamos apenas unos 10 min. y dejamos enfriar.
Para el relleno, empezamos hidratando las hojas de gelatina en agua fria unos 10 min. Calentamos la leche con el azúcar y cuando rompa a hervir añadimos el chocolate blanco. Removemos y por último añadimos las hojas de gelatina y el sobre de cuajada. Dejamos enfriar.
Pasamos a montar la nata (crema de leche). A mí me gusta meter previamente el recipiente donde la voy a montar en el congelador para que monte más rápidamente. Montamos la nata (crema de leche). Añadimos poco a poco el queso Philadelphia sin dejar de batir para que se integre bien. Trituramos las galletas unos segundos e incorporamos a esta mezcla.
Por último, añadimos la leche con el chocolate del cazo al recipiente con la nata (crema de leche) y removemos con movimientos envolventes.
Rellenamos nuestro molde y dejamos enfriar mínimo 12 horas en la nevera. Cuanto más tiempo dejéis mejor.
Una vez lista, sacamos, desmoldamos y decoramos la superficie con el chocolate blanco rallado y trocitos de filipinos por el centro. Ya está lista para servir.