¡¡Mirad qué aspecto tiene esta tarta!! Y su sabor es impresionante... ni os cuento. No podía empezar el Nuevo Año de forma más dulce deseándoos lo mejor.
Que sigamos disfrutando de las cosas que más nos gusten en compañía de los que más queremos. Y, cómo no, que sigamos cocinando!! Un besazo!
Para 12 personas:
1 paquete de masa quebrada o brisa
4 peras
30 g de mantequilla
miel
nueces
Para la crema de vainilla:
200 mL de leche
300 mL de nata (crema de leche) para montar
1 vaina de vainilla
1 pizca de vainilla en polvo (o una pizca de esencia de vainilla líquida)
100 g de azúcar
50 g de maizena
3 yemas de huevo
Se precalienta el horno con calor arriba y abajo a 170-180º. Se desenrolla la masa brisa y se ajusta a un molde circular, presionando bien las paredes y eliminando la masa restante. Se llena de garbanzos para hacer peso y se hornea en blanco (sin relleno) 15 minutos.
Mientras tanto preparamos la crema de vainilla. Se lleva a ebullición la leche, la nata (crema de leche), la vaina de vainilla abierta y raspada, el azúcar y la vainilla en polvo.
Se retira la vaina de vainilla (yo la guardé para la decoración).
Se baten las yemas con la maizena y se va agregando la leche infusionada con vainilla, mezclando bien todo.
Se vuelve a poner al fuego y se remueve hasta que hierva. En ese momento espesará la crema (no tarda mucho, unos 5 minutos más o menos).
Se tapa con film y se deja enfriar en la nevera unos minutos.
Se cogen las peras y se parten por la mitad y luego en cuartos. Se pelan y se descorazonan.
Se quitan los garbanzos de la masa horneada y se vierte la crema de vainilla, alisando con una espátula.
Se cubre con las rodajas de pera, colocándolas de forma acaballada. Se derrite la mantequilla y se pintan las peras con ella. Se añade la miel por encima y unas nueces (también puse la vaina de vainilla cortada en dos y unos anises estrellados) y se hornea durante 1/2 hora.
Se puede comer templada o enfriada en la nevera.