Me encantan los cítricos; bebo mucho zumo de lima, de limón, de naranja y de mezclas de los anteriores. También me encantan la menta y la hierbabuena. Así que esta tarta me llamaba mucho la atención y la tenía en la lista de recetas pendientes desde que la conocí, cuando se la hicieron a mi prima Bea por su cumple.
El otro día me llegó un paquete de España donde, entre otras cosas, había una botella de ron con miel y sobres de gelatina de limón 0% y me lo tomé como una señal jeje Lo difícil ha sido luego encontrar galletas de limón, que al parecer no se llevan mucho en Dinamarca, pero bueno, salí con una misión que cumplir y encontré el grial.
Yo no quería que la tarta supiera a alcohol, así que complementé con esencia de ron, que solo es el aroma. Aunque un buen ron de Arehucas lo cambia todo... (Ron canario con miel). Así que, si no tienes ron a mano, también puedes usar esencia de ron, que solo es el aroma. Y si no quieres que sea mojito, y prefieres que sea una tarta de lima y hierbabuena, pues pasa del ron del todo.
La receta que me pasaron era para Termomix, así que esta es mi adaptación para hacerla sin ella. Estas cantidades dan para una tartita pequeña, porque mi marido no comparte mi pasión por los cítricos y no pensaba que le fuera a hacer gracia (luego se comió media tarta...), así que para celebraciones, dobla las cantidades.
No puedo irme sin dedicarle la entrada a mi prima, por quien conocí la tarta, y por supuesto a Fígaro, nuestra pantera, que cumple hoy un añito y nos ha regalado una excusa para comer tarta jeje Aquí está el cumpleañero soplando la vela (no os preocupéis, a él le dimos chuches gatunas):
Para la base:
100 g de galletas de limón, en mi caso, barquillos rellenos
25 g de mantequilla
Un par de gotas de esencia/aroma de ron Para el relleno:
150 g de queso de untar, en mi caso Philadelphia light
50 g de azúcar moreno de caña integral
125 g de agua
45 g de ron, en mi caso ronmiel de Arehucas
Zumo y ralladura de 1,5 limas
3 láminas de gelatina neutra (también puedes usar polvo de cuajada)
2 puñados de hojas de hierbabuena (o menta, que no es exactamente lo mismo, pero es lo que hay aquí)Para la cobertura:
1/2 sobre de gelatina de limón, son unos 5 g
225 ml de agua
Un par de gotitas de colorante azul (sí, azul, no verde)
La preparación:
1. Trituramos las galletas; preferiblemente en un robot de cocina, pero a mano también vale. Añadimos la mantequilla derretida y un par de gotas de esencia de ron. ¿Se puede usar ron y punto? Sí, pero no quiero que la tarta sepa a alcohol crudo, por eso en la base, que no se cocina, uso aroma. Si usas ron, te recomiendo que lo hierbas un poco para que se evapore el alcohol.
2. Mezclamos y se formará una pasta. Esta pasta la distribuimos sobre la base de un molde desmontable para horno y la alisamos para que quede del mismo grosor. Reservamos en el frigorífico.
3. Ahora pasamos al relleno. En un cazo calentamos el agua, el ron y el azúcar y removemos constantemente para disolver el azúcar. Entonces añadimos las hojas de hierbabuena/menta y el zumo y la ralladura de lima. Dejamos hervir a fuego lento durante 20 minutos. Este paso es importantísimo porque, además de crear una tisana que le dará sabor a nuestro relleno, aquí es donde nos deshacemos del alcohol del ron.
4. Mientras cuece a fuego lento, ponemos la gelatina neutra en un recipiente con agua fría para que se vaya rehidratando; le damos 15 minutos.
5. Ahora colamos nuestra tisana y escurrimos bien las hojitas para no desperdiciar ni una gota de sabor. Incorporamos el queso y batimos hasta que esté todo integrado y sin grumos. Veréis que el color es más acaramelado que en otras tartas de queso, y es por el azúcar moreno, sobre todo si lo usáis integral y no refinado.
6. Ponemos la mezcla a enfriar un poco; en Dinamarca basta con ponerla junto a la ventana abierta. Entonces la vertemos sobre la base de galletas y le damos 3-4 horas de reposo en la nevera para que cuaje.
7. Vamos ahora a por la cobertura. Ponemos 125 g de agua a hervir y, cuando de el primer hervor, añadimos el polvo de gelatina de limón. Disolvemos a mano con unas varillas, apartamos del fuego y añadimos 100 g de agua fría. Entonces echamos un par de gotas de colorante azul. Que sí, fíate. ¿Te acuerdas de los colores primarios en clase de plástica? ¿Azul y amarillo hacen verde? Pues nuestra gelatina amarilla se convertirá en verde con un poco de azul. Mezclamos bien y dejamos enfriar un poco.
8. Vertemos sobre el relleno ya cuajado y le damos mínimo 6 horas al frío para que cuaje; yo lo dejo toda la noche en la nevera. ¡Y ya está!
¡Buen provecho!
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Bergua*