Cada día que me paso por aquí estoy más contenta por haber tomado la decisión de volver a postear recetas. Disfruto a tope los distintos momentos mediante los que va tomando forma una entrada como la de hoy: pensar la receta, prepararla, organizar el atrezzo, fotografiar el plato y, finalmente, redactar el post y editar las imágenes. En parte, todo lo que supone esta actividad me sirve para desconectar. A pesar de estar cada día más de ocho horas (y alguna que otra más, ejem...) pasteleando en mi diminuto obrador, hornear en casa y organizar toda la parafernalia para que las fotos os resulten lo más apetecibles posible me ayuda infinitamente más de lo que creía a dejar de pensar en lo que dejo atrás cuando bajo la trapa.
Lo hago por pura diversión, con todo el gusto del mundo. Como he comentado por aquí en más de una ocasión, no quiero sentirme "obligada" a postear recetas con una frecuencia determinada, tal y como sí hacía antes, si no que quiero que sea algo que surja de forma espontánea, cuando tenga una receta chula que subir y tiempo para prepararla con calma.
Pues bien, con este ánimo de disfrute y en un intento de unir en un mismo dulce el sabor de las tradicionales cookies de avena y pasas con el del vaso de leche en el que adoro empaparlas, tuve la idea de preparar unas mega tartaletas. No sé si logré ese objetivo inicial, pero lo que resultó fue tan tremendamente delicioso, que en cuento salieron del horno supe que merecerían un hueco en este espacio. Os sorprenderá su sabor y su interior tan tierno, así como esa base caramelizada de avena.
Por cierto, hace un par de meses, os hablaba en la receta de la tiropita de que en navidades habíamos comprado una ingente cantidad de unas pasas excelentes, y que las habíamos conservado en un mega tarro hermético de dos litros de capacidad con el fin de que nos durasen todo el año (o, al menos, intentaríamos que así fuera durante buena parte del año). Pues bien, si os fijáis en las fotos, al fondo, tenéis ese magnífico tarro. ¿Se aprecia lo gorditas que son? Sobra decir que el relleno de esta receta está elaborado con esas pasas tan maravillosas.
Véase también que, a día de hoy, la cantidad ha menguado considerablemente, y tengo la certeza de que en absoluto nos llegarán a finales de año. ¿Quizá hasta finales de verano?
Tartaletas de pasas y avena:
INGREDIENTES (para 6 unidades)
- Para la base:
100g de azúcar moreno
75g de salvado de avena (podéis sustituirlo por copos de avena)
100g de harina
115g de mantequilla, fundida
1/2 cucharadita de bicarbonato
- Para el relleno:
150g de pasas
2 yemas M
110g de azúcar
180mL de nata (crema de leche) líquida (35%m.g.)
1 y 1/4 cucharadas de maizena
1/2 cucharadita de vainilla en pasta
PREPARACIÓN
Precalentamos el horno a 175ºC y engrasamos la base y las paredes de seis moldes de tartaletas de unos 10cm de diámetro. Os recomiendo, así mismo, colocar una base de papel de horno sobre la base de cada tartaleta para que nos sea más sencillo el desmoldado.
Continuamos elaborando la masa con la que recubriremos la base y las paredes de las tartaletas. Para ello, en un cuenco amplio, mezclamos todos los ingredientes hasta obtener una masa homogénea. No hace falta mezclarlo mucho, tan solo hasta que todos estén integrados. Cubrimos las tartaletas con unas tres cuartas partes de la masa, y las horneamos 8 minutos a 175ºC. Retiramos del horno y reservamos.
Mientras tanto, elaboramos el relleno. Para ello, en un cazo, calentamos las pasas junto con un par de cucharadas de agua. Lo dejamos cocer unos cinco minutitos, escurrimos, y dejamos enfriar.
Por otro lado, batimos las yemas junto con el azúcar, la nata (crema de leche) y la maizena. Volcamos dentro de un cazo, y calentamos a fuego medio hasta que la mezcla espese, unos 10 minutos. Retiramos del fuego, agregamos la vainilla y las pasas.
Rellenamos las tartaletas con este relleno y terminamos repartiendo porciones pequeñas de la masa que habíamos reservado, en forma de crumble, sobre la superficie. Horneamos 15-20 minutos a 175ºC. Dejamos enfriar por completo antes de desmoldar.