Pues ya vuelvo a estar por aquí.
Parece mentira qué rápido pasan las semanas que, cuando te das cuenta, ya se puede contar el tiempo desde la última entrada más en meses que en semanas.
Durante todo este tiempo, obviamente, hemos seguido teniendo la mala costumbre (y la suerte) de comer cada día y por lo tanto también de cocinar, no había tapiado la puerta de entrada a mi cocina. Pero el ritual de preparar una entrada para publicarla… preparar la escena, emplatar de una forma que explique algo, hacer las fotos… bueno, los que también tenéis blog ya sabéis de qué hablo. Pues este ritual, al menos en mi caso, requiere mucha dosis de motivación que se perdió no tengo claro dónde ni cuándo ni por qué.
Y ahora de repente, por un simple comentario que me han hecho recientemente, he decidido ponerme a ello. He abierto el editor de WordPress… y se ha hecho la magia. Todas las palabras que creía que no saldrían, fluyen solas. Tengo ahora mismo, desde mi página semi en blanco y con mi lista de Spotify de fondo, una sensación de hogar muy reconfortante y altamente adictiva
No me he fumado un porrete ni veo unicornios voladores, que tampoco es eso, malpensados, pero así es la vida de las personas de humor voluble (a esto que acabo de hacer se le llama eufemismo ).
Hoy voy a compartir una receta que hice hace algún tiempo. Es raruna, ya lo veréis, pero me encantó.
Me recuerda mucho a Suecia, seguramente por el eneldo que impregna toda la crema de base. Sí, el eneldo tiene el mágico poder de recordarme un país al que nunca he viajado ja ja ja. En serio que no he fumado nada. Es olerlo y ver las letras de Ikea en mi cabeza.
Esta crema de eneldo dentro de una tartaleta de masa brisa dulce y coronada por hojitas de pera endulzadas es una buena manera de volver a casa.
Tartaletas de pera con crema de eneldo
Para 4 tartaletas individuales (unos 10 cms. de diámetro):
Masa brisa:
125 grs. de harina floja
12 grs. de azúcar lustre
75 grs. de mantequilla
4 cucharadas de agua fría
Crema de eneldo:
300 ml. de leche
2 yemas de huevo
40 grs. de azúcar
1 cdta. de Maizena
8 ramas de eneldo
1 pera cortada a láminas muy finas
2 cucharadas de almíbar
40 grs. de chocolate blanco
Preparamos la masa brisa con una hora de antelación para que le dé tiempo de reposar antes de cocer. Mezclamos la harina con el azúcar y añadimos la mantequilla bien fría cortada a dados. Con las manos y sin amasar, simplemente pellizcando con los dedos, hacemos una masa que quedará con textura de migas. Añadimos las cucharadas de agua, la mezclamos, hacemos una bola que envolveremos con papel film y la pondremos a reposar en la nevera. Pasados 15 minutos estiramos la masa, forramos los moldes y los volvemos a meter en la nevera. Cuando la masa está fría se encoge menos al hornearla. Horneamos las tartaletas vacías a 180ºC durante 20 minutos o hasta que las veáis doraditas. Las sacamos y las dejamos enfriar.
Deshacemos el chocolate blanco y pintamos las tartaletas por dentro, lo suficiente para que el chocolate haga una capa muy fina recubriendo todo el interior. Al enfriarse, además de quedar deliciosamente crujiente, aislará la masa de la crema y así la humedad de ésta no reblandecerá la masa.
Vamos a elaborar la crema, preparad las papilas para un sabor tan diferente. Calentamos la leche con el azúcar. Cuando ésta hierva, la retiramos del fuego, añadimos el eneldo limpio y lo dejamos reposar tapado durante 15 minutos. Podéis probar el sabor y si lo queréis más intenso, añadir un poco más de eneldo. Pasado el infusionado retiramos el eneldo, lo ponemos de nuevo al fuego con la Maizena y las yemas de huevo. Removemos constantemente hasta que tome cuerpo y la textura sea como una mayonesa. Entonces la podemos retirar y dejar enfriar
Para montar las tartaletas simplemente las rellenamos con una capa de crema y, por encima, colocamos la pera y pintamos con un poco de almíbar.
No temáis utilizar en postres hierbas que tradicionalmente se usan en platos salados. Gracias a inventos como mi macedonia con albahaca o con las nectarinas con menta, romero y orujo que quedan estupendamente.