¡Menudo descubrimiento! No esperaba yo que esta receta estuviera tan rica. pero cuando digo rica, es rica de verdad.
Un plato suave y con un sabor dulzón que me recuerda a nuestras berenjenas con miel, debido al azúcar moreno que se carameliza en el horno.
Encontré la receta en el blog Lola en la cocina, de casualidad, y fue verla y prepararla, lo único que he variado con respecto a la receta original, es que ella pone también tomates secos, pero yo no tenía y a pesar de todo, sin ellos ha salido buenísima.
Es una versión salada de la famosa tarta Tatin de manzanas, ya sabéis la que se hornea con el hojaldre por encima.
Os dejo la receta tal y como la he hecho yo. Ella usa un molde grande, yo he usado tres moldes de tartaleta pequeños.
INGREDIENTES:
1 berenjena grande
1 puñado de piñones
romero seco
3 cucharadas de azúcar moreno
1 lámina de hojaldre fresco.
PREPARACIÓN:
Lavamos la berenjena y la pelamos. la cortamos a rodajas no muy gruesas y las ponemos sobre un colador espolvoreadas de sal para que suden y no amarguen. las tenemos así unos 15 o 20 minutos.
Ponemos un poco de aceite en una sartén a calentar. Secamos las rodajas de berenjena con papel absorbente y las vamos friendo en el aceite caliente hasta que estén doradas. Las dejamos escurriendo sobre papel absorbente para que suelten aceite.
Ponemos el horno a calentar a 180º.
En cada tartaleta ( o en un molde apto para el horno grande, si preferimos hacerla en grande) ponemos el azúcar, los piñones y el romero seco. Colocamos las rodajas de berenjena frita encima. Cortamos porciones de hojaldre del tamaño de cada tartaleta y acomodamos encima apretando los bordes. Pinchamos el hojaldre con un tenedor para que no suba mucho y horneamos unos 20 minutos.
Desmoldamos con cuidado cuando estén templadas y a disfrutar.
Ponemos las rodajas de berenjena con sal a que suden un poco. La receta original no le quita la piel, yo prefiero quitarla para que queden tiernas.
Las freímos.
Cuando estén doradas las dejamos que escurran el aceite sobre papel absorbente.
Ponemos en cada tartaleta el azúcar, los piñones y el romero. Yo usé unas tartaletas individuales de silicona. Me pareció una buena idea hacerlas asi.
Ponemos las rodajas de berenjena y cubrimos con el hojaldre.
Acomodamos el hojaldre al molde y pinchamos con un tenedor. Al horno.
En veinte minutos las tenemos, con un hojaldre crujiente y un relleno delicioso.
El azúcar se carameliza y combina a la perfección con la berenjena y los piñones.
Esta fue sacrificada en pos de la causa...exquisita, os lo prometo.