Estoy particularmente orgullosa de mi pizza, que hice siguiendo el tutorial de SweetSugarbelle. Lo único que hice diferente fue el borde, que no cubrí con icing sino que le di un aspecto tostado gracias a un poco de polvo de color marrón oscuro aplicado en seco directamente sobre la galleta.
Pero como el plato de espagueti lo hice yo solita, aquí os presento un sencillo paso a paso para llenar vuestra mesa de deliciosos spaghetti italianos.
Primer paso: hornear las galletas de forma redondeada y cubrirlas con icing blanco para hacer el borde del plato. Como interesa que quede una capa delgada, lo mejor es hacer un círculo de icing con consistencia de relleno y luego llevarlo a los bordes con ayuda de un punzón. Dejar secar por completo antes de continuar.
A continuación hacer los espaguetis con icing de color crema con un toque de amarillo, en consistencia madre -la que obtenemos al hacer la receta-. Los espaguetis se pueden hacer con una boquilla tan delgada como deseemos, para mis platos usé la número #2. Conviene levantar la mano para dejar que el fideo caiga y se vaya depositando de forma más o menos desordenada, como sucede con los espaguetis de verdad.
Segundo paso: decorar el plato como una porcelana en tonos azules. Aquí viene el truquillo: si empleamos un poco de icing ya teñido unido al vodka, la mezcla será menos intensa que si usamos colorante puro. Y este efecto me gusta para la porcelana; al ver la galleta en vivo parece algo desgastada por los lavados. Para quien quiera hacerlo aún más bonito –y no tenga una gripe que se lo impida- se pueden dibujar pequeñas flores e incluso hacer alguna grietecilla al plato.
Por último, una vez tengamos bien seca la pasta, añadiremos la salsa que queramos. En mi caso una salsa de tomate, para lo que tendremos que hacer un icing 10 segundos en un tono rojo algo anaranjado.
Con un poquito de albahaca fresca picada para completarlo.
Eccoli, deliziosi spaghetti al pomodoro.
Unas cuantas banderas de Italia terminaron de decorar el conjunto, que se marchó a una feria benéfica.
Por curiosidad, pregunté a mi amiga si un público tan italiano no había renegado de lo americana que me había quedado la pizza.
Para mi tranquilidad respondió lo siguiente:
Mientras no tenga piña, tutto va bene.