La de veces que había preparado yo con mi abuela un brazo de gitano (que es como comúnmente se le llama a este postre) y nunca me había atrevido a hacer uno yo.
Bueno sí, sí que me había atrevido. Pero el resultado fue un desastre desastroso. El bizcocho que se partía, el relleno que se escapaba.
Pensándolo bien, cuando lo preparaba con mi abuela, nunca lo hacía yo, solo miraba. Mi fallo principal era poner el relleno muy líquido, o todavía caliente. Preparar un bizcocho que quedaba demasiado hecho y por eso se rompía, y un sin fin de fallos que no me dejaban disfrutar de este tipo de recetas.
Como todo en esta vida, la práctica hace maestros, y amigos, aquí tenéis mi primer (en realidad el número 6) tronco de navidad.
No os voy a decir nada de su sabor, ni su jugosidad, ni de lo rica que está la crema pastelera, porque lo tenéis que probar y me lo tenéis que decir vosotros a mí.
Espero llegar a tiempo para Nochebuena y os animéis a preparar este postre.
Tronco de Navidad sabor a Roscón
Para el bizcocho
4 huevos M
100 gramos de azúcar blanco
100 gramos de harina de trigo
16 gramos de polvos de hornear (Royal)
Ralladura de medio limón
Ralladura de media naranja
1/4 de cucharadita de agua de azahar
Para el relleno (crema pastelera)
2 yemas
240 gramos de leche entera
65 gramos de azúcar blanco
35 gramos de maizena
vainilla en pasta
Para la cobertura
2 claras
130 gramos de azúcar blanco
165 gramos de mantequilla sin sal
Ralladura de medio limón
Ralladura de media naranja
1/4 de cucharadita de agua de azahar
Comenzamos preparando la crema pastelera. Ponemos el azúcar, yemas, maizena y la vainilla en un bol y mezclamos hasta que esté cremoso.
Ponemos la leche en un cazo. Cuando comience a hervir retiramos del fuego y vamos echando poco a poco sobre la mezcla de yemas sin dejar de mover para que no se cuaje.
Ponemos la mezcla de nuevo en el cazo a fuego medio sin dejar de mover. Cuando comience a espesar retiramos del fuego y movemos enérgicamente para que no salgan grumos.
Pasamos la crema a un bol y cubrimos con film transparente a piel para que no se cree una costra. Dejamos enfriar por completo a temperatura. Conservamos en frío hasta el momento de utilizar.
Para preparar el bizcocho, precalentamos el horno a 180ºC.
Separamos las claras de las yemas.
Batimos las yemas con la mitad del azúcar hasta que blanqueen, reservamos.
Montamos las claras a punto de nieve añadiendo el resto del azúcar poco a poco, hasta que haga picos firmes.
Mezclamos las yemas con el merengue con movimientos envolventes.
Incorporamos la harina y los polvos de hornear tamizados con movimientos envolventes.
Engrasamos una bandeja de horno de 35*25cm aproximadamente, engrasamos la bandeja y ponemos un papel vegetal del mismo tamaño.
Extendemos la masa con ayuda de una espátula sin aplastar, para quitar el menor aire posible.
Horneamos 10 minutos o hasta que veamos que los bordes se doran ligeramente.
Sacamos del horno y separamos los bordes con ayuda de una espátula y volteamos sobre otro papel vegetal espolvoreado con azúcar glas. Retiramos con cuidado el papel vegetal que tenía el bizcocho y enrollamos hasta que se enfríe por completo.
Mientras se enfría el bizcocho preparamos la cobertura.
Para preparar la crema, ponemos en un cazo al baño maría las claras y el azúcar, moviendo sin parar para que no se cuajen las claras. Pasamos la mezcla al bol de la batidora y batimos hasta obtener un merengue muy firme y brillante. Cuando el merengue esté a temperatura ambiente, agregamos la mantequilla sin dejar de batir. Batimos a velocidad máxima durante 7-10 minutos. Pasado ese tiempo, y cuando la crema esté muy sedosa añadimos la ralladura de limón y naranja y el agua de azahar. Batimos un par de minutos hasta integrar.
Para montar el tronco desenrollamos el bizcocho y lo rellenamos con la crema pastelera. Lo volvemos a enrollar con cuidado y cubrimos con la crema de mantequilla decorando al gusto.
Nos vemos como siempre por redes sociales, me adelanto y ya os deseo una
¡¡FELIZ NAVIDAD!!