Tengo que deciros que yo no era para nada de dulce.
Es más, los que estéis por aquí desde el principio, sabréis, que al principio yo preparaba las cosas y nunca me las comía. Las probaba, eso sí, no sea que envenenara a alguien.
La cosa está en que yo probaba y listo, se lo encasquetaba al primero que pasaba por delante. Al final también os tengo que decir que cuando aparecía en casa de mis padres/tíos/abuelos/primos ya me miraban con cara de miralapesadayavieneotravezcondulces.
Pero os tengo que confesar, que todo esto ha cambiado desde que me convertí en madre. Ahora lo pruebo, y si no me lo quitan de delante me lo acabaría yo solita todo.
También han cambiado mis gustos. Antes me moría por el chocolate, ahora prefiero cualquier cosa que tenga limón, o cualquier fruta.
Así es la vida...
Todo este rollo para contaros la historia de la receta que os traigo hoy. Y es que, por mi cambio de gustos, buscaba bizcochos para desayunos que no fueran de chocolate. Quería un bizcocho húmedo y esponjoso.
Y aquí lo tenéis. No os va a defraudar, palabrita.
Pastel de requesón
Para el pastel
330 gramos de queso requesón
190 gramos de azúcar blanco
80 gramos de aceite de girasol
3 huevos M
60 gramos de leche entera
1 cucharadita de vainilla en pasta
200 gramos de harina de trigo
2 cucharaditas de levadura química
Para decorar
100 ml de nata (crema de leche) para montar (mínimo 35% materia grasa)
1 cucharada de azúcar glas
Fresas, frambuesas...
Precalentamos el horno a 180ºC. Engrasamos y forramos con papel de horno un molde de plum cake de aproximadamente 23x10 cm, reservamos.
Si vuestro queso requesón tiene mucho suero, os recomiendo que lo drenéis. Para ello ponemos un bol con un colador encima. Sobre el colador un paño limpio que no huela a detergente ni suavizante, o unas gasas. Ponemos el queso encima y dejamos que caiga todo el suero.
Batimos el queso con el azúcar, hasta que se integre, no importa si quedan pequeños grumos. Añadimos el aceite de girasol y mezclamos bien.
A continuación, echamos los huevos, uno a uno, y no añadimos el siguiente hasta que el anterior se haya integrado completamente.
Mezclamos la vainilla con la leche y vertemos a la masa, mezclamos bien.
A continuación añadimos la harina tamizada junto con la levadura química. Mezclamos hasta tener una masa homogénea sin restos de harina.
Vertemos la masa en el molde y alisamos la superficie. Horneamos unos 45 minutos, o hasta que pinchemos con un palillo y salga limpio.
Una vez horneado pasamos a una rejilla y dejamos unos 10 minutos, a continuación desmoldamos quitamos el papel de horno. y dejamos que enfríe por completo sobre la rejilla.
Cuando haya enfriado, montamos la nata (crema de leche) con la cucharada de azúcar glas y decoramos al gusto. Ponemos los frutos rojos y ya podemos disfrutar. Este paso es totalmente opcional, pero le da un toque irresistible al pastel.