El descubrimiento de esta receta fue totalmente inesperado. Era el día 1 de mayo, y como cada 1 de mayo, el colegio donde estudia mi hijo organiza una salida familiar en plan picnic a una ermita que está cerca de donde vivimos. Los niños hacen actividades y los padres nos hartamos a comer... jajaja. Este año nos pusimos junto a una prima de mi marido y un grupo de gente bastante numeroso. Incluso hubo una familia que se trajo una autocaravana, para que no les faltara de nada.
A la hora de comer, a pesar de que habíamos pillado tickets del AMPA del colegio para una fideuá, nos pusimos a dar cuenta de las patatas, los cacahuetes y diferentes porquerías que habíamos llevado para sobrevivir mientras no estuviese lista la fideuá. Vamos, que hambre, no íbamos a pasar. Mientras, las mesas de al lado comenzaron a llenarse de cosas con una buena pinta impresionante. Una tortilla de patatas enooorme, diferentes platos (todos cocinados) de entrantes...
En estas estábamos, cuando un chico de una de esas mesas se me acerca con una bandeja y me pregunta si quiero un trocito... Así, a primera vista, no se veía qué era. Era como una especie de pastel salado gratinado cortado a cuadraditos. Me dijo que era un pastel de atún. Tenía muy buena pinta, pero yo ya estaba llena a base de comer pipas, frutos secos, patatas y diferentes porquerías, y me daba un poco de corte coger un trocito. Por lo tanto, le dije que no y le di las gracias. El chico también se lo ofreció al resto de mi familia, y ellos sí que cogieron. Al momento, todos decían que estaba buenísimo... Y también al momento, me arrepentí de haberle dicho que no... o sea, que fui directamente y le dije "Oye, que me lo he pensado. Dame un trocito".. Lo probé y efectivamente, estaba buenísimo.
Le pregunté quién lo había hecho y me dijo que su mujer. Me llevó a hablar con ella y le pedí la receta. Y ahí me tenéis, ella explicándome la receta y yo apuntándola en mi móvil como pude... jajaja. Se la hice repetir dos veces, y una vez apuntada, se la leí para ver si no me había dejado nada.
Por lo tanto, aquí la tenéis!!!. Este pastel se puede comer caliente o frío. De hecho, a mi me pareció muchísimo más bueno frío, pero para gustos, los colores. Puede servir como aperitivo cortado a trocitos, o como primer plato cortado a trozos más grandes. Importante: Se tiene que comenzar a preparar la noche anterior, luego meterlo en la nevera y por último, el día siguiente, meterlo en el horno para calentarlo y que se gratine el queso.
No me enrollo más y os dejo la receta. No le pregunté a la chica cómo se llamaba, pero si llega a leer esto, muchísimas gracias por la receta!!!
Ingredientes:
(Son orientativos, depende del tamaño de la bandeja)
18 rebanadas de pan de molde sin corteza
12 lonchas de jamon dulce
6 lonchas de queso
Tomate frito
6 latas de atún
1 paquete de olivas sin hueso
1 bote de pimiento morrón
Mayonesa
Ajo en polvo
Perejil
Queso rallado
Preparación:
La preparación comienza la noche anterior. Una vez puesto todo en la bandeja para horno, se debe de dejar dentro de la nevera hasta el día siguiente, que será cuando se meta en el horno para calentar y gratinar el queso. Vamos con la receta:
Poner en una bandeja para horno una capa de pan de molde sin corteza.
Añadir dos capas de lonchas de jamón dulce. Puse dos capas porque las lonchas eran muy finitas. Igual si son más gruesas, con una ya hay bastante. Esto va a gusto del consumidor.
Poner encima del jamón dulce las lonchas de queso.
Poner sobre las lonchas de queso otra capa de rebanadas de pan de molde.
Untar esta última capa de pan de molde con tomate frito.
Poner el atún encima del tomate frito.
Cortar las olivas en rodajas y ponerlas encima del atún.
Añadir los pimientos rojos cortados en tiras.
Poner otra capa de pan de molde sobre los pimientos rojos
Cubrir el pan de molde con mayonesa.
Poner ajo en polvo sobre la mayonesa
Poner perejil picado por encima.
Cubrir con queso rallado. A mi se me olvidó comprar queso rallado. Tenía un trozo de queso en la nevera y lo piqué. No quedó nada mal.
Cubrir la bandeja con papel film y poner en la nevera hasta el día siguiente. El día siguiente recomiendo sacarlo de la nevera una hora antes para que no esté tan frío a la hora de meterlo en el horno.
Al día siguiente, sacarlo de la nevera una hora antes de ponerlo en el horno. de esta forma no estará tan frío y costará menos que se caliente.
Poner el horno a 200 grados, con calor arriba y abajo. Meter la bandeja y esperar hasta que el queso se dore por encima.
Retirar la bandeja del horno.
Ya está listo. Se puede comer frío o caliente. Buen provecho!!!