Estos que les traigo hoy son hechos con una harina de cambur verde (banana verde), que actualmente se está comenzando a comercializar en Venezuela. Es artesanal y 100% pura, ideal para celíacos y diabeticos, y para todo aquel que desea consumir la menor cantidad de productos altamente procesados. (Para quienes están acá en el país, se consigue en Locatel)
El cambur verde nos aporta una cantidad importante de fibra, vitaminas y minerales. Y al estar en su fase no madura, contiene una cantidad importante de almidón, de la cual una parte es almidón resistente; es decir, que no lo asimilamos ni convertimos en glucosa. A diferencia del cambur muy maduro, en donde ese almidón pasa a ser azúcar y se convierte en una fruta con una alta carga glicémica que si altera los niveles de glucosa en sangre.
En esta receta, para quienes son celíacos, solo hay que sustituir la avena tradicional del super por avena apta para celíacos.
INGREDIENTES (para 1 waffle grande):
1/4 de taza de harina de cambur verde
1/4 de taza de avena en hojuelas
1/4 de taza ( y un poquito mas si hace falta) de leche descremada o bebida vegetal o agua (yo use leche de avena casera)
1 cdta de cacao en polvo
1 huevo
1/2 cdta de sal
1/2 cda de aceite
unas gotas de jugo de limón.
Preparación:
En la licuadora colocar el huevo y el aceite, batir a velocidad baja hasta que se forme una crema espumosa y de color claro. Incorporar la leche o agua y el resto de los ingredientes secos, menos el polvo leudante. Licuar despacio nuevamente hasta obtener una mezcla homogénea, incorporar un poco mas de líquido si vemos que la preparación es muy densa y pegostosa. Por último agregar las gotas de limón y el polvo leudante y dar solo un golpe de licuado y ya. Dejar reposar la mezcla por 10 minutos.
Calentar nuestra wafflera y verter la preparación. Cocinar por ambos lados hasta que el waffle esté dorado y crujiente.
Para la salsa de chocolate:
Para hacer esta salsa simplemente agregamos en una olla cacao y agua en las siguientes proporciones: 1 cda de cacao en polvo por cada 1 1/2 cda de agua. Cocinamos a fuego muy bajo, siempre revolviendo con una espátula o paleta de madera. Cuando veamos que la salsa está espesa y brillante y que al pasar la espátula contra el fondo de la olla y hacer una raya, vemos el metal de la misma y la salsa no se une inmediatamente; está lista y podemos endulzarla bien con estevia o sucralosa.