Hay muchas formas de recuperarse de los excesos de las Navidades: propósitos de consagración a la lechuga, matrículas en el gimnasio, abstinencia de Nutella. Ninguna de ellas es tan eficaz como la que he empleado yo, pero la mía no os la recomiendo. Una bronquitis con tos de cavernícola y 10 días de antibiótico te dejan el estómago como para que no te entre ni un krispi . Se pierde la capa langostínica acumulada en un abrir y cerrar de ojos, pero os digo que no merece la pena. Yo el año que viene hago lo del gimnasio (lo de matricularme, que eso sólo ya adelgaza, de ir ni hablamos).
Y es que mi catarro ha venido con agravantes? y me vais a entender fenomenal todas las madres del mundo. Porque claro, cualquier persona normal no-madre (por ejemplo, un padre) al primer síntoma de resfriado, digamos? UN moco aislado, se encama, y más si está de vacaciones como era mi caso. Y al día siguiente, nuevo. Una madre, que normalmente tiene un cerebro privilegiado, en el momento del resfriado ve cómo su capacidad intelectual merma en proporción inversa al aumento de la fiebre, y en vez de encamarse, ¿qué hace? Pues en mi caso, con 38 de fiebre, me pareció una idea estupenda irme a la cabalgata de reyes. O lo que es lo mismo, a pasar 3 horas a la intemperie, a 5 grados y de pie.
La situación de congelación y embotamiento producido por la música y los petardos no fue nada comparada con el vértigo que me invadió al no saber si era un delirio o realmente estaban acercándose a mis hijas unos señorEs de 60 años vestidos de Bob Esponja y Patricio con unos disfraces
La vuelta a casa ni la recuerdo. Debimos de movernos entre la muchedumbre como pudimos para llegar al coche y al llegar... descanso... pues ¡no! Ponte a hacer el roscón para el día siguiente, la cena, y acuesta a las enanas, y como castigo por procrastinator , ponte a envolver todo lo que no has envuelto hasta ese bendito último momento. El licorcito de hierbas que dejamos para los reyes me lo bebí de tres tragos, uno detrás de otro en cuanto se acostaron las niñas con las esperanza de que el alcohol actuara como antibacterias en mi garganta. Ni falta hace deciros que no funcionó, pero me terminó de dejar sin conocimiento lo cual agradecí enormemente dadas las circunstancias. El agua de los camellos no me pareció terapéutica así que se la dejé.
Día 6 de enero por la mañana. Tremendos esfuerzos porque mi hija mayor no confunda a su propia madre con la Draculaura que le han dejado los Reyes: mismo no-color de cara, mismas ojeras negras, mismo aspecto de haberme levantado del ataúd para desayunar en familia vampira. La muñeca era la que no tenía los temblores, por lo demás, igualitas.
Y todavía falta ir a por los Reyes a casa de los abuelos y volver cargados como cada año.
Día 6 de enero por la tarde, por fin me acuesto. No me volvería a levantar hasta el día 11.
Eso sí, me he quedado para empezar a forrarme otra vez a polvorones. Tengo un apetito atrasado que me hace sentir incomprendida. Así que cuando llego a casa por las tardes, me doy secretamente al camembert con pan.
Bueno, y ahora os cuento cosas de la receta de hoy. Es un picoteo diferente que preparé un día de vacaciones para ver una peli con las enanas. Es un aperitivo que resulta muy ligero y está riquísimo y si lo preparais para invitados les vais a sorprender. Lo aprendí en GastroMAD 2014, nos lo enseño el chef que dirigía nuestro equipo, el simpatiquísimo y profesional Fran Rabazo, que nos dejó a todos ojipláticos con esta idea tan rica. La podéis comer sola, con un poco de sal, o un poquito de pimentón, o aderezada como queráis, o como acompañamiento crujiente de algún plato, como la empleamos allí. Yo ya tengo pensadas algunas ideas. Por ejemplo se me ocurre que puede estar muy rico este toque crujiente sobre un sabroso tartar de atún rojo? lo tengo que probar.
Bueno, os desvelo ya cómo está hecho.
Ingredientes
Un paquete de láminas de masa wonton oriental
Aceite de girasol
Sal, pimienta...
Pimentón de la Vera (opcional)
Preparación
No puede ser más sencillo: se dejan descongelar las láminas cuadradas de masa wonton si es que las has comprado congeladas como es mi caso y se van tomando montoncitos de 6-7 láminas cada vez (son muy finas) y se cortan en tiras estrechitas, lo más estrechitas que se pueda con un cuchillo bien afilado.
Se pone una cazuela pequeña y alta para emplear menos aceite, y se pone en ella abundante aceite de girasol a calentar. Tiene que estar bien caliente pero no demasiado. Haremos la prueba echando una tirita de la masa que hemos cortado, debe rizarse rápidamente pero mantenerse blanquita, sin quemarse.
Vamos friendo en tandas las tiras de masa wonton cortadas. Se doran en seguida así que hay que estar pendientes y en seguida acabamos. Se saca a una fuente con papel absorbente y se sala al gusto. Yo puse un poquito de pimentón de la vera que también me regalaron en GastroMAD2014, un toque muy muy ligero.
Es crujiente y sabroso como pocos aperitivos. Probadlo!
Yo con mi FIEBRE el pasado sábado noche.