Un novio, después un marido, una casa con jardín, hijos
Y lo consiguió
Su madre no tuvo que trabajar nunca, entonces las mujeres se quedaban en casa, al menos la gran mayoría
Consiguió todo eso y más. Su marido y ella trabajando lo pudieron conseguir
Trabajos con responsabilidad, salir a las ocho de la mañana y volver a casa a las ocho de la tarde
Los dos
Los hijos fueron llegando, tres. Y el trabajo tenía que ser el centro de sus vidas
Cuando soñaba con todo lo que tenía ahora se lo había imaginado de manera distinta, muy distinta
Horas interminables de trabajo, llegar a casa agotada, dejar a los niños en la guardería o con mujeres de las que tenía que fiarse ciegamente
Todo en su vida era una carrera contra reloj: levantarse, poner en pie toda la casa, distribuir a los niños, el camino a su trabajo, su trabajo, la comida, vuelta al trabajo, volver a casa, distribuir a todos para cenas, duchas...
Y así, un día tras otro
Ser una mujer profesional tiene un coste elevado
Su hijo mayor tiene ahora quince años, luego le sigue su hija de diez y el pequeño, el que nadie se esperaba, el que le hizo dudar, ahora tiene cuatro
Cuando nació el pequeño se le removió algo por dentro, como si no estuviera haciendo las cosas bien, pero lo dejó dentro de ella y siguió todo igual en su vida
Su hijo ya es un adolescente que se preocupa solo de lo suyo y la niña ya no reclama atención y cuando mira a su madre piensa en ser como ella, no ha conocido a nadie que lo haga mejor con sus trajes caros, su maletín, dominando el mundo, es alguien importante en su trabajo
Pero ella se siente observada continuamente por el pequeño, casi cuestionada sin palabras
Silencio acusador cuando llega tarde al baño, a la escuela, cuando le promete lo que sabe que no podrá cumplir
A veces, ella se revela por dentro y se pregunta porqué esa mirada a ella y no a su padre. Su padre que está mucho más ausente que ella. ¿Porqué?
El niño sigue mirándola con aquellos ojos grandes y su sonrisa maravillosa, ella sigue imaginando cómo sería bajar el ritmo o dejarlo todo y vivir pendiente de su hijo, de esa última oportunidad de que ya no esperaba que llegaría
Pero pasa un día y otro, cómo crece su niñito, cuatro años ya
Cada vez le cuesta más, porque su cabeza y su corazón van por diferentes derroteros
Y a su pequeño le deja hacer cosas que con los otros no consintió: duerme con ella, la espera levantada, se bañan juntos, le roba minutos a su tiempo para dibujar, para disfrazarlo
El niño parece que nunca tiene bastante y la mira y le sonríe
Y ella se siente culpable sin acusación, culpable sin sentencia
Su corazón le dice que no quiere perderse nada, no puede volver a perdérselo y su cabeza le dice que le ha costado mucho llegar dónde está, no puede renunciar
Pero entonces unas palabras de su hijo le llegan al alma y en ese momento vuelve a la vida
¿Mamá, porqué no juegas más conmigo?
Y sigue hablándole de su profesora y de sus amiguitos del cole, a los que ella apenas conoce y le explica no sé qué de un conejo de indias que tienen en clase y de unas judías que han plantado que están creciendo
Y habla y habla de la niñera, cuando lo lleva al parque, y juega con otros niños del barrio, que tampoco conoce
Y mientras el niño habla y habla, poniendo una manita en su mejilla para que le escuche, ella ya no oye su cabeza, solo oye a su corazón y a su hijo
PD Cuento inspirado por Esperanza Morales Robledo
INGREDIENTES
4 medallones de merluza
Media cebolla
2 tomates
2 aguacates
1 pimiento verde
200 ml de nata (crema de leche) líquida
400 ml de leche
1 pastilla de caldo de pollo
Cilantro
Aceite
Sal
Perejil
ELABORACIÓN
Cortar la cebolla pequeña
Pelar el tomate y quitarle las pepitas
Cortarlos a cuadrados pequeños
Poner aceite en la cubeta
Menú Cocina
Sofreír la cebolla y el tomate
En el vaso de la batidora poner la pulpa de los aguacates
Añadir cilantro, el pimiento verde, la nata (crema de leche) líquida, la leche y la pastilla de caldo desmenuzada
Cuando el sofrito esté hecho, añadir este a la batidora
Triturar todo el conjunto
Limpiar la cubeta
Poner aceite y freír el pescado, 3 minutos por cada lado
Retirar y reservar sobre papel absorbente
Limpiar de nuevo la cubeta
Verter la salsa de aguacate
Calentar la salsa hasta que rompa a hervir
Servir con un lecho de salsa de aguacate y los medallones de merluza encima
Espolvorear con pimienta y perejil
Receta adaptada de Chef Ana Paula