Las acelgas son muy resistentes a las temperaturas extremas, sobre todo a las veraniegas, por eso las cosechas suelen abundar en verano y en otoño. Sus hojas son muy verdes, lisas y grandes, y ofrecen al cocinero gran versatilidad a la hora de elaborar platos muy nutritivos.
El color y el tamaño de las hojas determinan los diversos tipos de acelgas que podemos encontrar en el mercado. Las Ruby Chard y las Rainbow Chard tienen las pencas rojizas y gruesas, mientras que las variedades Silver Chard o Seakale Beet disponen de hojas muy verdes y arrugadas y pencas más blancas.
Composición nutritiva
Algunas de las mayores ventajas de las acelgas son: su alto contenido en fibra, su ausencia de grasas, su escaso valor calórico y su alto contenido en agua, lo que la convierte en una verdura diurética e ideal para regímenes de adelgazamiento. La fibra es esencial para regular el tránsito intestinal.Aunque su contenido en hidratos de carbono y proteínas es bajo, este producto posee importantes cantidades de vitaminas y minerales. Sin duda, las acelgas son, sobre todo, ricas en potasio, un mineral esencial para eliminar toxinas, gracias a su efecto sobre la función renal. El potasio, además, es fundamental en el sistema nervioso y cardiovascular, además de ayudar en el almacenamiento de carbohidratos y su posterior transformación en energía.
Cuanto más verde es la hoja, más cantidad de vitaminas poseen las acelgas. Después de las espinacas, esta verdura es la más rica en calcio, aunque tampoco se puede obviar la cantidad de magnesio que almacena. Además, es una excelente fuente de folato o vitamina B9, esencial para embarazadas, ya que evita la aparición de malformaciones en el bebé. Asimismo, este alimento es rico en vitamina C, aunque sus cantidades disminuyen mucho con la cocción.
Consumo y cocina
Podemos distinguir dos partes en las acelgas: la parte verde, la hoja fina; y la parte blanca, las pencas más duras. A la hora de cocerlas, lo mejor es separar ambas partes, ya que requieren distintos tipos de cocción. Como hemos dicho antes, la vitamina C desaparece en grandes cantidades tras la cocción, por eso es bueno tomar de vez en cuando la acelga en ensalada, siempre que sea una planta joven (las hojas viejas dan un toque amargo).El sabor de la acelga es ligeramente más suave que el de la espinaca. Normalmente se come hervida o al vapor, rehogada con ajo o aliñada con aceite de oliva, vinagretas o mayonesa. Además, cuando la nervadura de la acelga es muy grande, la penca se puede utilizar para rebozar o rellena. Las acelgas también son un ingrediente perfecto para sopas, cremas y purés de verdura, complementando su valor nutricional.
En dietas de adelgazamiento es habitual tomarlas hervidas o al vapor. Su gran contenido en fibra convierte a esta verdura en la mejor aliada para problemas de estreñimiento. Además, es beneficiosa para la hipertensión y la retención de líquidos por su poder diurético, gracias a su alto contenido en agua. Por otra parte, tampoco podemos olvidar que las acelgas contienen bastantes oxalatos y que deben tomarse con moderación en caso de padecer cálculos biliares.
En el mercado
Las acelgas es mejor consumirlas en el menor tiempo posible. En la nevera se conserva un par de días, pero para disfrutar de todas sus propiedades, lo mejor es saborearla en el mismo día que se ha comprado en el mercado. Si se quieren congelar, debemos escaldarlas previamente durante dos minutos en agua hirviendo.Cuando escojamos la verdura en la tienda siempre optaremos por acelgas de hojas verdes y tersas, sin manchas, con pencas duras y blancas. Las arrugas de las hojas indican que la acelga está a punto de florecer o que ya lo ha hecho, por lo que sus pencas pueden dejar un regusto amargo en el plato. Aunque podemos disfrutar de la acelga durante todo el año la mejor temporada para su consumo es entre verano y otoño.
Recetas con acelgas
Acelgas rellenas de carne
Ensalada de acelgas, pulpo y angulas sucedáneas
Sopa Juliana
Pasta con acelgas
Zumo de brécol y remolacha