Hay un dicho en mi tierra que dice: “Una boquerona hablando de su tierra, es como una hija hablando de su madre”, yo he de añadir en mi caso “y de su suegra”.
Quizás por pasión, pero también por amor y cariño he de hablar siempre de mi añorada madre, de mi dulce suegra y como no, como buena “boquerona” de la tierra que nos vió nacer a las tres: Málaga.
Por ello en “Mi cocina” donde hay tantísima influencia de mis dos “Paquitas” y de mis raices malagueñas he de escribir, una y otra vez sobre ellas.
En ésta ocasión una receta de mi suegra, alcachofas guisadas, que a su vez se la enseñó a preparar la suya, por lo que ésta receta es tan antigua que “El Comidista” (Mikel Escudero, magnifico bloguero gastronómico cuyo blog sigo) la llamaría “viejuna”, yo, sin lugar a dudas: “ancestral”.
Hay que aprovechar los productos de temporada, de nuestras huertas, que en ésta época del año nos “regalan” unas frescas verduras; época de habas frescas, chicharos (guisantes) y alcauciles (alcachofas).
Toda la provincia malagueña es un verdadero vergel, las condiciones climatológicas conlleva unos ricos valles, olivares y vides, plantaciones tropicales y masas de vegetación en nuestras montañas tipicamente mediterránea: castaños, alcornocales, pinsapos, pinos piñoneros entre los que crecen, bellisimas flores como las orquideas, romero, tomillo, esparragueras y jaras que dan cobijo a una gran diversidad de fauna: tejones, ginetas, comadrejas, zorros, conejos, ardillas, jabalíes, águilas y uno de los pocos enclaves andaluces en los que aún encontramos camaleones.
Nuestros campos, montañas y bosques invitan al senderismo, a disfrutar de la naturaleza, mientras no puedan hacerlo personalmente, les invito a visitar un increible blog de fotografías sobre naturaleza malagueña, tanto de la flora y fauna de tierra, como de nuestra mar. La dirección es http://joseortegafotos.blogspot.com gran amigo nuestro, magnifico fotógrafo y mi instructor de buceo.
¿Como hacer las alcachofas?
Quitar las hojas exteriores más duras, el tallo (dejándo la alcachofa plana) y las puntas.
Enjuagarlas bien y untarlas con limón a fin de que no ennegrezcan.
En una cacerola echar dos puñados de pan rallado, de forma que quede cubierto el fondo.
Poner las alcachofas encima.
Picar tres o cuatro dientes de ajo en trozos pequeños y un manojito de perejil (desechando los tallos, sólo las hojas) y agregarlas a las alcachofas, salar al gusto.
Añadir agua hasta cubrirlas totalmente y un sobre de colorante alimentario (un sobrecito de El Aeroplano, que curiosamente es la misma marca que usaba antaño mi suegra; hay que tener en cuenta que el azafrán era dificil conseguirlo en cierta época).
Llevar a ebullición a fuego lento, removiendo la cacerola de vez en cuando con cuidado a fin de que no se peguen al fondo.
Dejar cocer lentamente durante unos cuarenta minutos (pinchar el centro de una alcachofa y se puede comprobar cuando está blandita) y dejar reducir la salsa al gusto (si fuese preciso se puede añadir un poco más de agua).
Realmente exquisitas. ¡¡ Disfrútenlas !!