Me paso la vida consultando palabras en el diccionario y es una costumbre que tengo desde que soy pequeña, ya que hasta hace nada de tiempo no teníamos Internet y en todas las casas existían esos "tochos" de libros y libros bien encuadernados normalmente en tonos rojos, verdes, o azul y que como mínimo eran veinte tomos que pesaban una barbaridad, en casa estaba la Espasa Calpe, vaya recuerdos. Para estudiar, a veces directamente te llevabas los libracos a tu escritorio pues normalmente estaban en la biblioteca o salón de la casa y entre lo que pesaban y los paseos que te dabas no era plan.
¿Os acordáis de esa época en la que no existía Internet? Qué hubiera pasado si lo hubiésemos tenido tan a mano como hoy? Mucho trabajo nos hubiéramos ahorrado.
Bueno vamos a la receta que es muy fácil de hacer y en menos de treinta minutos los tienes ya en el horno.
Para 18 unidades (36 tapitas)
100 gramos de mantequilla
100 gramos de azúcar glas
2 Yemas de huevo
150 gramos de Maicena (Fécula de maíz)
100 gramos de Harina
1 cucharadita de cáscara de limón
1 cucharadita de bicarbonato (no muy llena)
1 cucharadita de levadura en polvo
1/2 cucharadita de esencia de vainilla
Relleno
Dulce de leche
coco rallado (solo para la parte exterior)
Se mezcla el azúcar glas con la mantequilla blanda y se añaden las yemas de huevo, se bate muy bien y ponemos la esencia de vainilla.
Añadimos ahora las harinas: maicena, harina de trigo, levadura en polvo, la cucharadita de la corteza de limón rallada y el bicarbonato.
Unimos todo y amasamos ligeramente, veréis que se une fácil.
Se extiende sobre un papel de cocina y se cortan con un molde redondo pequeño o una copa de licor para que queden pequeños y se ponen en la bandeja del horno, también con un papel para que no se peguen. Ponerlas un poco separadas pues crecen un poco.
No deben quedar doradas sino blancas. Se hornean a 175 grados y a los 10 o 12 minutos ya están hechas.
Se sacan y se dejan enfriar, se rompen si las tocamos en caliente.
Se rellenan con dulce de leche y se unen las tapitas. Por el lateral se pone un poco de dulce de leche para que al pasarlas por el coco rallado se quede pegado. Solo poner un poco de coco rallado en un plato y hacerlos rodar por él.
Nada más, ya los tenemos hechos para servirlos y mientras llegan los invitados nos podemos comer uno, dos o tres. Es un vicio, lo advierto.
Sed felices y haced muchas cosas ricas como estos alfajores con dulce de leche.
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