Octubre, día 4, San Francisco de Asís.
Siguiendo las costumbres católicas de antaño, era habitual bautizar a los hijos y ponerle el nombre del santo del día de su nacimiento, según la creencia cristiana para tener un intercesor en el Cielo; o bien, sobre todo los primogénitos ponerles el nombre de sus abuelos o el de sus progenitores.
Aún está arraigado en Andalucia el celebrar la onomástica, según el santoral de la iglesia católica que lleva el mismo nombre que uno, se suele decir: hoy es mi santo, o mi día, que por lo general coincidía con el día del nacimiento de cada persona; hay que tener en cuenta que celebrar el cumpleaños es algo importado de la cultura anglosajona.
Cambian los tiempos y las costumbres, aunque yo sigo felicitando el día, el santo o la onomástica como se quiera denominar, de las personas a las que quiero.
Hoy es un dia especial en ése sentido, es el santo de mi suegra, era el de mi madre y es el segundo nombre de mi hija: Francisca. Tres mujeres que adoro.
Por ello la receta de hoy tenía que ser dulce, que me recordara a mi madre ya que éste postre lo hacía con frecuencia, mi suegra lo hace exactamente igual que ella, yo intento seguir sus pasos, poniendo el toque de ellas dos: la dulzura y el cariño.
¿Cómo lo hice?
Poner 100 gramos de arroz de grano redondo en un colador y lavarlo en el grifo unos segundos, escurrirlo bien.
En una cacerola poner un litro de leche fria y echar el arroz.
Añadir la cáscara de un limón mediano (sólo la parte amarilla, se retirará al final) y un palo de canela entera.
Poner el recipiente a fuego fuerte y comenzar de inmediato a remover con una cuchara de madera, rascando todo el fondo.
Cuando la leche empiece a hervir, bajar el fuego, manteniendo un leve hervor, y sin dejar de remover
Cuando el arroz esté bien cocido y la leche algo espesa, añadir unos 200 gramos de azúcar, mezclar y retirar del fuego.
Si se añadiése el azúcar antes, quedaría amarillento.
Servir en recipientes individuales y espolvorear con canela molida
Para mis queridas: madre, suegra e hija.
Francisca: nombre de origen germánico que significa “aquella que es abanderada”.