Con sus días más cortos, vestido de colores ocres, con los mantos de hojas cubriendo las calles, con el viento frío que te asalta en el momento menos pensado y con las primeras lluvias, que aún siendo escasas, se agradecen.
Como era de esperar el otoño también está llegando a nuestras fruterías y puestos del mercado (no sabéis lo que me gustaría tener un mercado donde vivo) y es todo un placer vestir nuestras mesas con recetas calentitas, aromáticas y coloridas.
Lo creáis o no la receta que os traigo hoy lleva un año esperando en borradores. Es casi un pecado haber guardado celosamente este brownie de batata tanto tiempo pero me negaba a publicarlo fuera de temporada y que cayera en el olvido sin que pudiérais hacerlo en casa.
Como el tiempo es un remedio que lo cura (casi) todo el calendario ha dado un giro de 360 grados (cada vez más deprisa, por cierto) y los boniatos están llegando de nuevo al mercado así que no podía esperar más a compartir esta maravilla.
Hace muchos años que había visto la receta por internet, pero entonces no estaba interesada en repostear con batatas (en realidad no estaba interesada en las batatas en general y punto). Los que me seguís hace tiempo igual recordáis que fue a raíz de mi primer embarazo que de repente aquel otoño mi cuerpo me pidió comprar batatas y meterme en harina con ellas.
De aquel digamos antojo surgieron recetas tan buenas como la crema de batatas asadas o el bizcocho de batata y caí rendida ante este tubérculo que tan poco me había interesado hasta el momento a pesar de que en casa tanto mi madre como mi abuela lo preparaban asado o cocido en la olla exprés y lo servían espolvoreado con azúcar y canela tal y como un tiempo más tarde os enseñé en el blog.
A veces mi cabecita que no para de dar vueltas me recuerda que desde que tengo el blog no sólo he conocido a un montón de gente estupenda sino que me ha llevado a probar recetas e ingredientes que de otra manera probablemente no hubieran llegado a mi vida ni formarían parte de mi alimentación habitual.
Hoy mi cocina virtual se viste de otoño con esta receta y ha faltado muy poco para que por primera vez desde que abrí el blog no hubiera receta un jueves (salvo vacaciones y paradas por maternidad se entiende) En el trabajo estamos hasta arriba con las liquidaciones trimestrales y en casa...bueno, en casa es un no parar siempre.
Al final ha sido a base de sacar cuatro ratillos por las noches para editar las fotos y redactar la entrada la única manera de llegar fiel a esta cita que si bien no es una obligación es mi parcelita personal, que me recuerda que sigo teniendo cosas que son mías y sólo mías (aunque los postres siempre sean compartidos, la verdad) y que es sólo cuestión de tiempo que recupere un poquito de mi espacio.
Creo recordar que la receta de este brownie era la misma en todos los blogs en los que la encontré. Yo la hice un poquito mía incrementando la cantidad de boniato (y de canela, no puedo evitarlo) y reduciendo la de azúcar así como variando algunos ingredientes a mi gusto y según lo que había en la nevera.
El resultado ha sido francamente espectacular. Desde el color (no me negaréis que ese color naranja no es llamativo) hasta el aroma (francamente irresistible si os gusta la canela tanto como a mí, así como el olorcito de la batata asada) pasando por el sabor (la combinación batata y chocolate blanco es de lo más adictiva formando un tándem de lo más top) y acabando en la textura (súper cremosa, fundente y totalmente irresistible)
En las fotos podéis ver el brownie al "natural" (totalmente precioso con ese tono) y espolvoreado con azúcar glas. Sabéis que no soy muy amiga de añadir más azúcar de la imprescindible a las recetas y siempre voy reduciendo la cantidad. Estoy segura de que con los dedos de una mano podemos contar las recetas que tengo publicadas que he espolvoreado con azúcar (y es muy probable que sobren dedos). Mi intención no era espolvorearlo, lo había visto en las recetas que había consultado pero no me llamaba. Sin embargo cuando había acabado de hacer las fotos se me encendió la bombilla y me pareció que quedaba mono así que hice más fotos.
No puse más que una cucharadita de café, soy bastante escueta cuando espolvoreo, pero fue más que suficiente. Es que no me gustan los pasteles que tienen medio centímetro de azúcar encima.
Aparte de que no son nada prácticos para comer porque acabas poniéndolo todo perdido (amén del bigote blanco y los churretes que te dejan) no me parece que sea necesario añadir tal cantidad superflua de azúcar porque acaba empalagando el dulce al que lo añadas. Conste que para gustos los colores y que vosotros en casa podéis o no espolvorear el brownie cuando lo hagáis.
Sé que lo repito casi cada semana pero no podéis dejar de hacer este brownie. Es que os va a encantar y lo vais a repetir siempre que tengáis un boniato en casa y no sepáis muy bien qué hacer con él. Yo sólo os dejo caer que es uno de nuestros favoritos y no es precisamente uno de los más pecaminosos en cuanto a calorías se refiere.
Es más, yo creo que podríamos decir que es medio saludable y todo.
No tengo mucho tiempo más. Sólo espero que las fotos de la receta de esta semana hablen por sí solas y os animéis a prepararla en casa .Soy toda oídos si os decidís.
Para no faltar a mi costumbre, porque las buenas costumbres hay que mantenerlas contra viento y marea, aquí os dejo un trocito para compartir con vosotros la receta.
Ingredientes:
* 150 gramos de chocolate blanco
* 20 gramos de mantequilla
* 3 huevos
* 70 gramos de harina
* 125 gramos de azúcar moreno
* 315 gramos de boniato asado
* 1 yogur natural (125 gramos)
* Azúcar glas para decorar (opcional)
Elaboración:
1. Asamos la batata, la pelamos cuando esté templada y la partimos en trozos.
2. Mientras se templa podemos poner el chocolate blanco y la mantequilla a derretir al baño maría o en el microondas.
3. En un bol amplio o en el vaso de la batidora si es grande ponemos los trozos de boniato, el chocolate y la mantequilla derretidos y el resto de ingredientes y batimos hasta obtener una mezcla cremosa y sin grumos.
4. Forramos un molde cuadrado de 20x20 con papel de hornear o pintamos con mantequilla o spray desmoldante y vertemos nuestra masa. Alisamos la superficie con una espátula.
5. Introducimos en el horno precalentado a 180º C y horneamos durante 45 minutos o hasta que esté cuajado.
6. Apagamos el horno, sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla. Si hemos optado por forrar el molde con papel de hornear podemos desmoldarlo al cabo de una media hora y dejarlo sobre la rejilla hasta que se enfríe por completo (así tardará menos)
7. Una vez frío, guardamos en un táper o lata en el frigorífico hasta el momento de consumirlo.
8. Antes de servirlo lo partimos en porciones y espolvoreamos con azúcar glas.
Lo podemos consumir el mismo día que lo preparemos aunque mi consejo es hacerlo la víspera porque mejora la textura y el sabor con el reposo.
Imprescindible conservarlo en el frigorífico al llevar la batata porque acabaría malo en un par de días. Yo suelo dejarlo envuelto en el papel de hornear dentro del táper tal y como os indico en el paso a paso.
Igual es sólo manía mía pero creo que se conserva más jugoso.
De todas formas os podéis hacer cargo de que no dura mucho en casa ¡ya lo veréis si os animáis!
Las peques siguen igual. Lara está muy contenta en su cole y en poco más de cinco semanas de curso ya he notado un cambio en ella.
Es bastante reservada y por mucho que le preguntes (directa o indirectamente) no suelta prenda de lo que hacen. Sin embargo yo que siempre estoy con la parabólica conectada la escucho hablar mientras juega porque repite con sus muñecos muchas de las cosas que hacen y dicen en clase y así me voy enterando.
A veces también cuenta cosas. El viernes pasado salieron con una bandera con motivo del día de la hispanidad y me fue contando que el capitán Colón llevaba tres barcos, dijo tierra a la vista, descubrió "la América" y trajo chocolate, patatas (fritas o no según el momento en el que lo cuente), maíz y tomate. Creo que ya sabe más que muchos adultos sobre este tema.
Está haciendo pinitos además con la escritura. Desde el curso pasado ella decía que estaba escribiendo y hacía "gusanos" en un papel y decía que estaba poniendo su nombre pero ahora ya sabe escribir la L, la A (aunque se empeña en cerrarla también por abajo, tipo ocho ji ji ji) y algo similar a la R. Partiendo de la base de que tiene tres años no se le puede pedir más.
El otro día me dejó con la boca abierta al contarme que la L no es sólo de Lara sino también de Laura, Lucía y Luca (todos niños de su clase)
Elena no avanza mucho. Es más relajada de lo que en su día fue Lara. No se mantiene muy bien sentada, se va para los lados, pero comienza a levantarse sobre las rodillas y las palmas de las manos y lo de gatear para Navidad lo tendrá dominado.
También parece que un diente le va a romper en breves, para esto sí que va más ligera que Lara, la cual estuvo sin dientes hasta los nueve meses y medio justos que le rompió el primero.
A ver si la semana próxima os puedo contar más cosas.
Quiero pediros disculpas porque esta semana estoy bastante ausente de vuestras cocinas aunque prometo ponerme al día en breve. Me faltan palabras para agradeceros vuestra fidelidad y que paséis cada semana por mi cocina virtual.
Nos leemos la semana próxima. Sed felices y disfrutad del otoño.
Manos a la masa y ¡bon appétit!