Una tía de Rafa y mía me regaló un librito con muchas recetas de brownies. Tenía ganas de hacer uno diferente. Y encontré esta receta, de la que tenía todos los ingredientes en casa... así que me metí en la cocina, pensando que iba a quedar quizá un brownie rico pero algo pesado...
Pero cuando lo servimos como postre un día que vino la familia a casa fue un éxito, por lo original del sabor, el punto crujiente, y que no queda demasiado dulce ni pesado... Ya os digo, me sorprendió muy positivamente...
Para hacerlo váis a necesitar:
- 2 huevos
- 250 gr. azúcar extrafino
- 115 gr. azúcar moreno muy compacto
- 30 gr. mantequilla
- 60 gr. mantequilla de cacahuete crujiente
- 1 cda. esencia de vainilla
- 165 gr. harina
- 2 cdtas. levadura en polvo
- 50 gr. cacahuetes tostados y salados en trozos
Precalentamos el horno a 180ºC y preparamos la fuente para el horno.
La clásica fuente de brownie es cuadrada, pero yo he utilizado una rectangular.
En lugar de aceitarla y anharinarla para que no se pegue, la he cubierto con papel de horno.
Con una batidora eléctrica batimos los huevos hasta que estén bien mezclados.
Incorporamos los dos tipos de azúcar, mezclando bien, las dos mantequillas y la esencia de vainilla.
Tamizamos la harina con la levadura y la vamos incorporando poco a poco, si excedernos al batir.
Vertemos la mezcla en la fuente de horno y con una lengua la alisamos.
Esparcimos los cacahuetes picados por encima e introducimos al horno unos 30 minutos.
Al terminar de hornearse (comprobamos que si pinchamos una brocheta sale limpia), lo dejamos reposar uns 115 minutos en el molde, y después desmoldamos y pasamos a una rejilla.
Para servirlo, troceamos en cuadrados.
Una buena infusión o un café, y tenéis la sobremesa perfecta (o merienda).
Yo me pido la zona de los bordes, que queda con un punto crujiente extra...
¡Os lo recomiendo!
¡Besitos!