La receta de hoy es la versión saludable de un dulce que siempre que preparo triunfa: una deliciosa Carrot cake ¡Encanta tanto a mayores como a pequeños!
Debo decir que esta versión no tiene nada que envidiar a la normal, queda super lograda: esponjosa, jugosa, tierna y muy rica.
Es mi versión de la receta de Trotamundos la primera blogera a la que empecé a seguir y que sigo admirando igual o más que aquella primera vez que vi sus maravillas recetas y preciosas fotos. Esta carrot cake es la mejor del mundo mundial, para mi sin duda es la receta perfecta y os lo digo yo que he probado muchísimas carrot cakes y ninguna la ha superado hasta el día de hoy. Además, como os he comentado siempre gusta y hay muchos admiradores en mi entorno de esta maravilla.
Es una opción genial como tarta de cumpleaños o para celebrar cualquier evento pero de manera saludable, sin azúcar refinado, lleno de nutrientes, fibra y con menos calorías. Además, si la queréis hacer rellena y más grande solo tendréis que doblar las cantidades y listo
Ingredientes:
Para el pastel
2 huevos
80 g de xilitol
40 g de azúcar de coco
120 ml de aceite de girasol
1 cucharadita de extracto de vainilla
100 g de harina de espelta integral
40 g de harina de avena integral
1/2 cucharadita de bicarbonato
1 cucharadita de levadura
1/4 de cucharadita de sal
1 cucharadita de canela
1/4 de cucharadita de cardamomo
Pizca de nuez moscada
50 gramos de nueces
180 g de zanahorias
2 rodajas de piña en su jugo
Para el frosting
135 g de queso crema
10 g de mantequilla ecológica
50 g de xilitol glas
60 g de yogur griego
Para decorar: Almendras laminadas y en cubitos
*Se puede sustituir los edulcorantes por los que uséis normalmente aunque la textura puede variar ligeramente, sobre todo del frosting ¡Pero lo importante es que quede rico! ¿O no?
**El aceite también se puede sustituir por oliva o de coco, pero por sabor y textura me decanté por el de girasol. Además Victoria de Nutrition is the new black me confirmó que era perfectamente válido y saludable.
***Cualquier harina es válida, sobre todo trigo integral y harina de arroz
****Los lácteos pueden ser enteros o desnatados
*****No prescindais de la piña, es el toque para que quede perfecta
Preparación:
Precalentamos el horno a 180º. Picamos las nueces (con las manos o con una procesadora) rallamos las zanahorias y cortamos en trozos pequeños la piña. Dejamos el queso crema y la mantequilla fuera de la nevera para que estén a temperatura ambiente.
Cascamos los huevos en un bol grande, añadimos el azúcar y el xilitol y batimos hasta obtener una mezcla blanquecina y espumosa. A continuación añadimos el aceite y la vainilla, batimos e integramos.
Después añadimos la harina de espelta, cernimos la harina de avena para evitar grumos y añadimos la sal, levadura, bicarbonato, canela, cardamomo y la nuez moscada. Batimos hasta incorporar bien los ingredientes secos a los húmedos.
Añadimos la zanahoria, las nueces y la piña. Volvemos a batir para que quede todo bien mezclado, podemos ayudarnos al final con una espátula para asegurarnos que todos los ingredientes estén bien incorporados.
Forramos la base de un molde desmontable con papel de hornear: Ponemos el papel en la base desmontada, después montamos y el sobrante lo cortamos. Engrasamos las paredes con aceite, podemos usar el aceite residual que nos ha quedado del recipiente de antes, y vertemos la mezcla en él. Llevamos al horno unos 30-40 minutos y mientras se hornea vamos preparando el frosting.
Como os muestro en el vídeo, para hacer el xilitol glas solo tenemos que procesarlo en una batidora de vaso o molinillo. En un bol mediando añadimos el queso crema y la mantequilla, batimos durante aproximadamente un minuto con las varillas eléctricas. Añadimos el xilitol glas, la vainilla y volvemos a batir. Finalmente añadimos el yogur griego y batimos hasta incorporar.
Sacamos el bizcocho del horno, lo dejamos templar, desmoldamos (si es necesario nos ayudamos con la parte no afilada de un cuchillo para despegar el bizcocho de las paredes) y dejamos enfriar por completo.
Una vez frío, pasamos el bizcocho a un plato, ponemos por encima el frosting y extendemos con una cuchara. Decoramos con las almendras que previamente habremos tostados en la sartén a fuego medio-fuerte y dejado enfriar después por completo.
Se puede consumir en este momento pero lo ideal es dejarla un par de horas en la nevera para que asiente el frosting y de un día para otro queda espectacular.
Esta tarta gusta tanto y sorprende su sabor tan rico que es imposible resistirse a ella, y si no que se lo digan a mi chico, que en cuanto paramos de grabar se puso a devorarla directamente sin cortar su porción ¡Pillado in fraganti!
Espero que os haya gustado la receta y si os animas a hacerla me encantaría ver vuestras creaciones. Podéis mostrármelas a través de las siguientes redes sociales:
¡Un beso!
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