Después del atracón navideño de Nochebuena ahora contamos los días que faltan para Nochevieja. Y es que no sabemos cómo serán vuestras mesas, pero las de nuestras madres son un verdadero festín de marisco y la verdadera fiesta del táper navideño.
Aun así, nunca nos cansamos de comer marisco. Si estáis pensando con qué deleitar a vuestros invitados para despedir el año por todo lo alto, os proponemos preparar unos buenos centollos o centollas gallegos. ¿Cómo distinguirlo? Todo esto y mucho más en nuestra receta de hoy. Y, por cierto, ¡que entréis con muy buen pie en el 2019!
¿Qué necesito?
centollo
sal gorda
agua
rama de laurel
¿Cómo lo hago?
En una olla bien grande, echamos agua, la suficiente para cubrir los centollos. Agregamos la sal gorda (unos 50 gr por litro de agua) y una ramita de laurel y llevamos la olla al fuego. Como los centollos los hemos comprado frescos y están vivos, los agarramos por la parte posterior sujetando el caparazón y con las patas hacia arriba. Introducimos los centollos en la olla con las patas hacia arriba también y estando el agua fría. Desde que el agua comience a hervir contamos unos 15 minutos. El tiempo de cocción puede variar según el peso del centollo. Siempre podéis arrancar una de las patitas para verificar la cocción.
Sacamos los centollos del agua y los ponemos a escurrir y los tapamos con un paño de algodón. Una vez fríos, separamos las patas, retiramos el cuerpo del caparazón y retiramos los bronquios que rodean el cuerpo. Servimos todo en una fuente una vez frío, acompañado de un buen vino blanco.
Como el precio de los centollos no siempre está al alcance de nuestro bolsillo, una buena opción es comprarlo con antelación y congelarlo. Si os decantáis por esta opción, tan solo hay que empapar un paño de algodón en el propio agua de la cocción, envolver el centollo con el paño e introducirlo en una bolsa hermética. Tan solo tendréis que sacarlo a descongelar el día que lo vayáis a consumir y estará listo para servr.
¿Qué más necesito saber?
Preparar un centollo no tiene mayor enjundia, como suele ocurrir con todo el marisco. Lo importante es hacerse con producto de calidad. Tratándose de centollos os aconsejamos haceros con producto gallego. Se diferencian de los franceses que se encuentran habitualmente en el supermercado por el color. Estos que véis en las fotos son gallegos de la ría y podéis aprecar su color característico.
Una de las grandes cuestiones a la hora de comprar los centollos es que sean macho o femias. Aquí hay respuestas para todos los gustos, la gente suele preferir las centollas y por eso suelen ser algo más caras. Para diferenciar el sexo debéis fijaros en el abdomes, ese triangulito que hay en la parte inferior del caparazón. El abdomen de las centollas es más ancho y redondeado, en cambio, el de los centollos es más estrecho y picudo.