Existen mil frases, mil conjeturas que finalizan la frase de "hacerse mayor es...". Yo tengo la mía. Hacerse mayor es decubrir todo lo que tu madre ha hecho por ti. Al menos, para mí.
Ese cariño, esa unión que tienes durante la infancia con tu madre, convertido a veces en un odio profundo por pequeñas memeces, se transforma en la adolescencia para impedirte ver más allá de castigos, de reglas impuestas y rebeldía. Pero pasados esos años, un día y sin saber porqué te descubres hablando con tu madre y preguntándote a ti misma ¿qué sería de mí sin ella? Y solo hay una respuesta: Nada.
Porque tu madre es un ser humano, eso dicen. Y por eso tiene errores, como todos. Pero en ocasiones también parece llegada de otro planeta. Sus 24 horas del día se desdoblan para poder hacer todo lo que tiene que hacer. Sus horarios no son los de oficina, hace guardias 365 días al año y diagnósticos sin necesitar cita ni sala de espera. Conoce todos los remedios para la gripe, el cansancio o las patas de gallo. Y si no funcionan, siempre habrá otros.
Mi madre no tiene ninguna carrera universitaria pero las podría tener todas. Tiene la sabiduría que le ha dado la vida, sus tres hijas y las dificultades que le ha ido poniendo el camino. Sin embargo, le ha tocado la empresa más difícil de realizar: ser madre. No existen estudios para ello, tampoco directrices. Solo dejarse llevar confiando que es lo mejor. Por eso le estoy tan agradecida, porque sin saber cómo actuar a veces, ha sacado la máxima aspiración que se puede desear en esta labor: ser un ejemplo para mí. Que yo esté orgullosa de ella.
Suelo presumir de madre, por mil razones: su apoyo incondicional, sus consejos, su preocupación, su... pero si hay algo que la caracteriza y por la que es conocida en mis círculos sociales es por su cocina. Desde la empanada a la pizza, los guisos más tradicionales o la cocina oriental. No conoce límites. Podría hacer otro blog solo dedicado a sus platos pero hoy, os ofrezco unas croquetas de mejillón para disfrutar al lado de los vuestros y un consejo: no os olvidéis de abrazar hoy a vuestra madre. Y si estáis lejos, de hacer una llamada.
Porque madre no hay más que una y la de cada uno, es la mejor del mundo.
Ingredientes:
500 gr de mejillones
Una cebolla mediana
200 ml de leche
200 ml de agua de cocción
100 ml de nata (crema de leche) líquida
30 ml de aceite de oliva
Una cucharada grande de harina de trigo
Una nuez de mantequilla
Una cucharadita de harina refinada de maíz
Pimienta
Sal
Para rebozar:
Aceite de oliva abundante
Un huevo batido
Pan rallado
Preparación:
Los mejillones bien limpios los ponemos en una olla con un vaso de agua y una hoja de laurel. En cuanto estén abiertos los retiramos del fuego, los desconchamos y dejamos que enfríen. Yo normalmente para esta preparación los dejo para el día siguiente en la nevera en un cuenco con un film por encima.
Ponemos el aceite en la sartén y añadimos la cebolla muy fina, cuando esté dorada agregamos los mejillones que previamente hemos cortado en pequeños trozos. Yo los corto mejor con tijeras.
Vamos haciendo la bechamel en otro recipiente. Lo primero es diluir la harina refinada en 30 ml de leche. Ponemos la mantequilla en una sartén para que se vaya derritiendo y añadiremos la harina dándole vueltas, cuando haya obtenido una coloración dorada agregamos los 120 ml de leche sin parar de remover. En cuanto la mezcla sea homogénea añadimos el agua de mejillón, la nata (crema de leche) líquida y la disolución que tenemos de leche y harina refinada.
Después de añadir los mejillones removemos y vertemos en un recipiente donde tendrá que enfriar la mezcla.
Lo dejamos reposar para que cuaje bien, y mejor moldearlas al día siguiente.
Cogemos pequeñas porciones de nuestro preparado y lo pasamos por el huevo y el pan rallado para el rebozado. Las freímos en abundante aceite y listas para degustar. Lo bueno de las croquetas es que puedes darles la forma que más te guste, alargadas, de mayor o menor tamaño... a mí me gustan redondas y pequeñitas. Porque son un bocado diminuto pero en el que se concentra un gran sabor.
Mamás, hoy, y siempre, dejad que os mimen. Os lo merecéis.
@Blogdemejillon