Hoy vamos con una receta que ha surgido, de nuevo, de un evento de facebook convocado por mi amiga Inma del blog Entre 3 fogones. En él nos proponía que compartiésemos nuestras recetas de Cuaresma.
Aquí vino mi complicación. No soy mucho (por no decir nada) de tradiciones. Quizá sólo de navidad. De Cuaresma, tal vez, lo que más me tira sean los buñuelos típicos de mi tierra, rellenos de crema, pero que hace ya un par de años que no como porque son como las pipas (no puedes parar de comerlos), y la verdad es que no me convienen demasiado.
Pero mi cultura en cuanto a comidas de esta época es realmente reducida, así que me lancé a hacer algo desde cero con algún elemento típico. Y opté por el bacalao.
Me decidí por hacer unas croquetas. Mi intención era adaptar una brandada de bacalao para ello, pero al final escogí los garbanzos como sustituto de la patata. Así que las croquetas resultantes tienen dos sabores muy marcados: garbanzos y bacalao. Y un puntito de ajo negro, que les da también un color marroncito en el interior.
Vamos con la receta.
Ingredientes para unas 26-30 croquetas:
– 400 gr de garbanzos cocidos
– 300 gr de bacalao al punto de sal
– 4 ó 5 dientes de ajo negro
– 1 cucharón del caldo de los garbanzos
– 100 ml de crema de leche
– 3 cucharadas rasas de harina
– 1 vaso aprox de leche
– pimienta blanca
Para el rebozado
– huevo
– crema de leche
– harina de garbanzos
Preparación:
1.- Pelamos y picamos los dientes de ajo negro.
2.- Ponemos en una sartén grande los garbanzos junto con el ajo negro y el cucharón de caldo. Removemos y dejamos que se hagan un poco durante un par de minutos. Sacamos del fuego y los ponemos en un recipiente en el que los podamos triturar con la batidora de brazo.
3.- Volvemos a llevar al fuego en la sartén los garbanzos triturados y añadimos el bacalao bien desmenuzado. Removemos con una cuchara de madera. Veremos que el bacalo prácticamente se deshace.
4.- Añadimos la crema de leche, removemos y dejamos un par de minutos más.
5.- Incorporamos la harina y dejamos que se cueza un poco mientras removemos con la cuchara. Añadimos a continuación la leche (no toda de golpe) mientras seguimos removiendo. Tenemos que llegar a la textura que queremos que tengan las croquetas por dentro cuando las friamos. Rectificamos con un poco de pimienta blanca molida.
6.- Retiramos esta masa del fuego y pasamos a un recipiente plano que pondremos en la nevera hasta el día siguiente.
7.- Para montar las croquetas haremos las bolas de masa con un par de cucharas y pasaremos primero por harina de garbanzos, luego por huevo que habremos batido con un poco de nata (crema de leche) y de nuevo por harina de garbanzos. Dejaremos reposar unos minutos y las volveremos a pasar por huevo y por harina.
8.- Calentaremos suficiente aceite de oliva en un cazo para que al poner las croquetas éstas queden sumergida. Cuando empiece a humear las iremos friendo durante un minuto más o menos, hasta que estén doraditas. Las dejaremos escurrir el aceite sobre un plato con un papel secante.
Sugerencias:
El ajo negro no es necesario, pero me gusta el puntito que le da. Podéis cambiarlo, por ejemplo, por un poco de pimentón dulce, que le dará también un toque muy rico.
En principio la receta no necesita sal añadida, ya que hemos utilizado bacalao al punto de sal y el caldo de la cocción de los garbanzos. Pero siempre es mejor probar y, si hace falta, rectificar de sal al final.
Recordad que las croquetas se pueden hacer en cantidad, ya que se pueden congelar una vez rebozadas y sacar poco antes de freír. Así que no os asusten las cantidades :)
¡Que aproveche!