Aprovechando los días de Semana Santa una delegación de fabricantes de quesos y embutidos de Italia dio a conocer en el restaurante "Massimo" de la Vía Augusta de Barcelona algunos de sus productos. La jornada de exposición y degustación estuvo organizada por Mozzakimozza, un grupo de convencidos defensores de la calidad de estos productos que elaboran queseros y charcuteros italianos. Los expositores eran de pequeñas localidades de la Lombardía y del Véneto, regiones en donde tienen una amplia variedad de quesos de vaca, oveja y cabra.
Quesos como el "Montébone", hecho con leche de vaca y de oveja, que se parece a una tarta nupcial de tres pisos y cuya fabricación se recuperó en 1999. O el "Ol Sciur", queso de cabra y recubierto con pequeños frutos del bosque. O las tortas de gorgonzola y mascarpone con nueces o pistachos, por poner algunos ejemplos.
Y para acompañar esos quesos, nada mejor que las diferentes variedades de mostarda que a simple vista parecen frutas escarchadas pero que guardan un secreto: un fuerte y momentáneo sabor picante que desaparece cuando se saborea con el queso. Esta mostarda nada tiene que ver con la mostaza francesa, pese a la similitud del nombre. Tuvimos ocasión de probar la "mostarda" de higos, de pera y de clementina. Sorprendentes.
Y en cuanto a los embutidos, presentaron la "bresaola", finas lonchas de carne de ternera curada que se toman en crudo y que pueden aliñarse con un buen aceite de oliva. Si tuviésemos que buscar un equivalente entre los productos españoles podríamos pensar en la cecina de León, aunque ésta presenta un color más oscuro y suele tener un sabor ahumado.
En resumen, una jornada para descubrir nuevos sabores.