Si nos fijamos, la mayoría de blogs recomiendan bizcochos de vainilla muy densos y bastante secos para las tartas con fondant. Yo me negaba a presentar una tarta que se atascara en el esófago, ni a empaparla por completo de almíbar para poder digerirlo. Así que tras varias pruebas de ensayo y error, conseguí la que hasta ahora se ha convertido en mi receta de cabecera, un bizcocho de vainilla jugoso y resistente.
Ingredientes (para tarta de 18 cm)
250 gr de harina
125 gr de mantequilla sin sal
1 cdta y media de polvo de hornear
1/2 cdta de bicarbonato
1 pizca de sal
200 gr de azúcar
200 ml de buttermilk (podéis ver cómo se preparar aquí)
1 cdta y media de extracto de vainilla
4 huevos M
Preparación
Engrasamos 3 moldes de 18 cm( yo he utilizado estos de Kitchen Craft) y precalentamos el horno a 170º.
Comenzamos batiendo la mantequilla con el azúcar hasta obtener una masa que empieza a blanquear. Añadimos los huevos uno a uno, batiendo bien para que se integren perfectamente.
Tamizamos conjuntamente la harina, el polvo de hornear, el bicarbonato y la sal.
Incorporamos de manera alterna la mezcla de harina y el buttermilk, tratando de terminar siempre con los ingredientes secos.
Añadimos el extracto de vainilla y terminamos de batir.
Horneamos durante aproximadamente 25-30 minutos, hasta que al pinchar con un palillo, éste salga seco.
Y ya tenemos listo nuestro bizcocho perfecto tanto para layer cakes como para tartas de fondant.
Un truco: si vuestros bizcochos tienden a formar "joroba" en el horno, podéis cubrir el molde alrededor con una tira de papel de aluminio, de esta manera no saldrá esa "montañita".
Espero os haya gustado y os resulte útil la receta. Esta es la que utilicé para esta tarta tan cuqui para el baby shower de Martina.
Besos