¿Quién no recuerda ese programa de televisión de los años 60-70: Los chiripitifláuticos?, me gusta recordar a nuestro querido Locomotoro (conductor de todo menos del codo) interpretado por Paquito Cano, con su boina y su famosa frase “que se me mueven los mofleeeeetes”, a la dulce Valentina (dulce y fina como una mandarina), al tio Aquiles (con sobrinos a miles) y al Capitán Tan (que parece un rataplán), famoso explorador con su camiseta a rayas, que siempre que encontraba la ocasión contaba sus viajes y decía: “En mis viajes por todo lo largo y ancho de este mundo”.
En algunas ocasiones suelo pensar que quienes tienen la paciencia de leer las entradas de las recetas que publico pueden llegar a la conclusión de que debería comenzarlas con la famosa frase del Capitán Tan, aunque a fuerza de ser reiterativa y parecer prepotente (no lo soy en absoluto) intento únicamente trasmitir el por qué de mis guisos y sus influencias basadas en mis experiencias gastronómicas de otras culturas, de las partes del mundo que he tenido la gran suerte de visitar y conocer.
Uno de esos fantásticos lugares es Egipto, la primera vez que viajé allí fuimos solos mi marido y yo, posteriormente fuimos con buenos amigos, con clientes, la penúltima (que no última ya que espero volver) fué con nuestros hijos a los que intentamos (y conseguimos) despertarles, transmitirles de hecho, a ellos la pasión por Egipto y su milenaria cultura faraónica.
La gastronomía es parte de la cultura de un pais, de sus gustos y costumbres culinarias, qué cocinándolos y saboreándolos me hacen volver y recordar “mis viajes por todo lo ancho y largo de éste mundo” .
En ésta ocasión con unas croquetas de faláfel vuelvo a Egipto.
He podido leer que el origen de su denominación proviene, con toda probabilidad, del verbo árabe falfala, que significa «condimentar». Ciertamente, la masa del falafel contiene la más variada y equilibrada cantidad de especias de todos los platos árabes.
Suelen (al menos al estilo de Oriente Medio) hacerse con habas secas, garbanzos o una combinación de ambos; la variante egipcia, llamada ta`miyya emplea exclusivamente habas.
Es probable que ya se consumieran en el Egipto faraónico y desde allí llegara a la Peninsula Arábiga, aunque indican que igual sus orígenes son hindúes.
¿Cómo lo hice?
Dejar los garbanzos en remojo (agua con un puñado de sal) durante toda la noche (unos 250 gramos).
En la picadora poner los garbanzos, una cebolla mediana en trozos, cilantro fresco y perejil en abundancia, dos dientes de ajo y triturar procurando que no quede hecho totalmente puré.
Echar la mezcla en un bol, agregar una cucharada sopera de harina de garbanzos, una cucharada pequeña de pimentón picante (puede sustituirse por pimentón dulce si no desean que pique), una cucharada de levadura en polvo, una cucharada pequeña de comino molido, otra de canela en polvo, salpimentar al gusto y remover.
Añadir un chorreón de aceite de oliva virgen y mezclar bien todo el conjunto.
Formar las croquetas (se suelen también presentar en forma de bolas redondas, inclusive como hamburguesas) y freir en abundante aceite hasta que estén doradas.
¡¡ Disfrútenlo !!