Me abochornaba reconocer que nunca pude terminar de leer El Quijote desde que compré tan insigne obra de D.Miguel de Cervantes, allá por el año 1966 en el Circulo de Lectores; de vez en cuando, sobre todo los últimos años he estado a punto de volver a sacarlo de la última estantería de mi biblioteca, a la que sólo puedo llegar si me subo en un reposapiés blanco e impoluto de ésta habitación tan especial para mi, donde leer es un acto especial, relajante, maravilloso…..
Nada más comenzar el año, me propuse en honor al IV Centenario de la muerte de Cervantes leerlo de principio a fin…..tal y como suelo hacer con todos los libros que llegan a mis manos, leo hasta la última letra impresa en cada página, incluidas tapas y forros de tapas; maniática que es una, todo hay que decirlo.
Lo comencé y me fue cautivando el Hidalgo Don Quijote, letra a letra, página a página…..hasta que cayó en mis manos un nuevo libro que llegó a mi biblioteca como tantos otros cuando paseo por algunas de las librerias que nos gusta visitar con relativa asiduidad; confieso no haber leído nada de su autora (Maria Dueñas) y no haber visto ni uno de los capítulos de una serie televisiva, por lo visto muy famosa, que hicieron del libro, el nombre: El tiempo entre costuras.
Por pura curiosidad, abrí sus primeras páginas y comencé a leer:
Una máquina de escribir reventó mi destino. Fue una Hispano-Olivetti y de ella me separó durante semanas el crsital de un escaparate. Visto desde hoy, desde el parapeto de los años transcurridos, cuesta creer que un simple objeto mecánico pudiera tener el potencial suficiente como para quebrar el rumbo de una vida y dinamitar en cuatro dias todos los planes trazados para sostenerla. Así fue, sin embargo, y nada pude hacer para impedirlo.
No eran en realidad grandes proyectos los que yo atesoraba por enconces. Se trataba tan sólo de aspiraciones cercanas, casi domésticas, coherentes con las coordenadas del sitio y el tiempo que me correspondió vivir; planes de futuro asequibles a poco que estirara las puntas de los dedos.
En aquellos dias mi mundo giraba lentamente alrededor de unas cuantas presencias que yo creía firmes e imperecederas. Mi madre habia configurado siempre la más sólida de todas ellas. Era modista, trabajaba como oficiala en un taller de noble clientela. Tenía experiencia y buen criterio, pero nunca fue más que una simple costurera asalariada; una trabajadora como tantas otras que, durante diez horas diarias, se dejaba las uñas y las pupilas cortando y cosiendo, probando y rectificando prendas destinadas a cuerpos que no eran el suyo......
Paré de leer, no podía seguir, se me saltaron las lágrimas; me impactaron aquellas líneas….parecía que iba a contar mi vida, aunque no era el mismo lugar, ni coincidía en el tiempo. Pero mi madre era costurera, una trabajadora además de ama de casa que se ocupaba de todas las tareas incluido el cuidar de sus hijos durante muchos años sola, ya que mi padre era conductor de autobuses y su recorrido hacía que estuviese viajando y pernoctando fuera de nuestra casa. Ella, mi madre, también se dejaba las uñas, las pupilas, cortando, cosiendo durante muchísimas horas…probando y haciendo prendas para otras mujeres.
Y mi destino, quizás lo cambió aquella máquina Hispano Olivetti Studio 45 que aún guardo en su maleta, que me compraron mis padres cuando terminé el Bachillerato a finales de los años 60. Y que guardo con muchisimo cariño....
Aquella máquina de escribir marcó el rumbo de mi vida y me Orientó a no seguir estudios superiores y encaminar mis pasos hasta aquella prestigiosa academia, Almi, situada en la hoy en día famosísima Calle Larios, donde prepararme para ser una buena secretaria.
Sí, su teclado escribió mi destino en aquella época de mi vida; estaba escrito: entraría a formar parte de una gran empresa en menos de un año.
Y durante más de tres décadas mi nombre pasó a ser Toñi Sánchez de Orient. Los relojes "Orient" marcaron los segundos, los minutos, las horas de mi existencia.
Mi madre dejó de coser para la calle, como solíamos decir, siguió cosiendo siempre, para mi, para mi hijo, para ella……..
Visto desde hoy, desde el parapeto de los años transcurridos no me arrepiento lo más mínimo, al contrario, doy gracias al destino, a la vida por toda la experiencia acumulada desde aquellos dieciseis años recién cumplidos cuando comencé a trabajar en Orient.
No siempre fuí sólo ama de casa, además de madre fui una ejecutiva en una empresa multinacional de la que me sentí parte a nivel profesional e incluso familiar; crecí y aprendí en ella a ser mujer trabajadora en un mundo donde los hombres eran los que podían llegar a ésos niveles profesionales.
Me gustaba mi trabajo, me apasionaba, disfrutaba con ello, viajaba y descubría el mundo…..pero no dejaba atrás lo más mínimo mi pasión por la gastronomía, aunque lógicamente no tenía mucho tiempo para cocinar, sí que procuraba cocinar en cuanto podía, procuraba y necesitaba estar en Mi Cocina…..una cocina ante todo muy malagueña, pero a la que con el paso del tiempo, de las culturas que fui conociendo, se fue convirtiendo en una cocina más internacional, tal y como Vds. pueden ver en éste recopilatorio de recetas: mi blog.
En éstos momentos, aún sigo leyendo el libro de El Tiempo entre costuras, mientras en mi mesita de noche espera su turno D. Quijote, que no volverá a su estantería de la biblioteca hasta que haya leído hasta el último punto de las increíbles aventuras e historias del caballero de la triste figura, D. Alonso Quijano.
Hoy les propongo preparar algo más de mi tierra, aunque debería decir de mi mar, un plato marinero, marengo….fideos fritos con langostinos, con un toque malagueño, una mayonesa de hierbabuena.
¿Se animan? Lean y vean cómo lo hice:
Ingredientes para dos personas:
12 langostinos grandes, un tomate mediano, un pimiento verde (tipo italiano), dos dientes de ajo, media cebolla pequeña blanca dulce, una cucharada pequeña de colorante alimentario, sal, un pimiento chile pequeño (si gusta más picante añadir uno o dos más), medio vaso de aceite de oliva virgen extra, un litro de caldo de pescado (suelo hacerlo con las espinas de las rosadas), cuatro vasos pequeños de fideos O, un huevo, medio vaso de aceite de girasol y una rama de hierbabuena.
Los pasos a seguir:
Poner en una cacerola agua y las espinas de las rosadas, llevar a ebullición, dejar unos diez minutos cocer, espumerear las veces que sea necesario, colar el caldo y reservar caliente.
Picar el tomate, el pimiento, la cebolla y un diente de ajo en trocitos pequeños.
Pelar los langostinos y reservar la carne por un lado y las cabezas y la piel por otro.
En una cacerolita echar un buen chorreón de aceite de oliva y una vez caliente incorporar las cabezas y piel de los langostinos, salteándolos durante unos minutos hasta que cambien de color.
Sacarlos con una espumadera, reservándolos.
Echar en el mismo recipiente la verdura y pocharlas hasta que estén fritas, echar un poco de caldo, el colorante alimentario y pasarlas a puré con el brazo de la minipimer.
Añadir el resto del caldo, las cabezas y la piel de los langostinos y dejarlo cocer durante unos quince minutos más o menos. Salar al gusto.
Colar el caldo, espumerear bien y reservar caliente.
Picar el otro diente de ajo, muy picadito.
En una sartén echar el resto del aceite de oliva, los ajitos, el pimiento chile y los langostinos; a fuego lento dejar que los langostinos cambien de color, que se doren levemente por ambos lados, con cuidado de que no se quemen los ajos, ni los langostinos.
Incorporar los fideos y a continuación el doble de volumen del caldo de pescado (cuatro vasos pequeños de fideos, ocho de caldo).
Es preferible echar un poco menos de caldo y que no quede caldoso….siempre se puede añadir un poco más de caldo.
Dejar hervir los fideos a fuego fuerte durante unos cinco minutos más o menos.
Para que queden tostados bien se puede meter en el horno y dejarlos tostar dándoles un golpe de calor por arriba o como yo suelo hacer, dejarlos un ratito al calor de la vitrocerámica y así se tuestan con el calor de la sartén.
He de reconocer que a mi familia no les gusta tostados, por lo que cuido ése detalle.
Mientras preparar la mayonesa:
En un vaso de la minipimer echar el huevo, el aceite y un pelín de sal. A máxima potencia con el brazo en el fondo esperar un minuto, ir subiendo y bajándolo hasta conseguir la textura deseada, en éste momento añadir la hierbabuena cortadas las hojas en trocitos y mezclarla con la mayonesa.
Pasarla al recipiente donde se vaya a servir.
Aunque si prefieren la mayonesa normal y corriente, como suele ocurrir en casa a algunos comensales…..también pueden sacar en un recipiente un poco, antes de añadir la hierbabuena, e incluso echarle un poco de ajo y hacer el llamado ali-oli. Los fideos sabrán riquisimos.
¿Y si a la mayonesa le echan un pimiento del piquillo (de los que ya vienen en conserva) y le dan éste color y sabor tan exquisito?
Les garantizo que quedará sorprendentemente delicioso...
Hay que agradar a todos….¿no creen?
Sea acompañada por la salsa mayonesa que más guste, he de contar que siempre suelo poner la sartén directamente en el centro de la mesa y de allí, me gusta ir sirviendo a los comensales.
Disfruten de éste delicioso plato, fácil de preparar, rápido y veraniego….Y de postre ya en Málaga unas dulcísimas brevas
O unas cerezas del precioso pueblo malagueño de Alfarnate
Buen fin de semana. Y recuerden mi consejo, si pueden disfruten de Málaga.